La fundación española de California
(Revista Desperta Ferro. Moderna, Nº 78, año 2025)
- ISBN: 101130582
- Editorial: Desperta Ferro Ediciones
- Fecha de la edición: 2025
- Lugar de la edición: Madrid. España
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 28 cm
- Nº Pág.: 65
- Idiomas: Español
La Alta California fue la provincia más distante y menos poblada de Nueva España, una tierra hasta entonces poco conocida que sorprendió a los soldados, frailes y colonos españoles por la belleza de sus paisajes y la bondad de su clima. La costa había sido explorada superficialmente en los siglos XVI y XVII, pero no fue hasta 1768 cuando la Corona determinó su colonización. Los informes del embajador de Carlos III en la corte de los zares advertían de que la llegada de los rusos a las costas californianas podía ser inminente, de ahí que el rey ordenase el apresto y el envío de la Santa Expedición, que, dirigida por Gaspar de Portolá, con el concurso espiritual de fray Junípero Serra, inauguró en 1769 la presencia española en la región, consolidada unos años después merced a la expedición de Juan Bautista de Anza, que condujo los primeros colonos a la bahía de San Francisco. El gobierno de la Alta California se reveló complejo, no solo por la distancia respecto de Ciudad de México y porque la rebelión de los yumas en 1781 cerró la ruta terrestre, sino también, sobre todo, por el escaso número de pobladores y la gran diversidad de los habitantes nativos, que hablaban multitud de lenguas. La fundación española de California fue fruto de una colonización ardua que se estructuró en torno a una red de misiones, presidios y pueblos, muchos de los cuales conforman hoy las principales ciudades estadounidenses y constituyen el innegable legado español sobre el que se asiente el moderno estado norteamericano.
Estrategias imperiales en el Pacífico noroeste en el siglo XVIII por Rafael Torres Sánchez (UNAV)
Hasta el siglo XVIII, la costa del Pacífico de la América septentrional apenas había despertado el interés de los europeos. Esta situación cambió debido al renovado afán por encontrar una conexión entre el Atlántico y el Pacífico, así como por el auge del comercio de pieles con China. En un contexto de creciente rivalidad internacional, España se vio impulsada a reafirmar su soberanía sobre la región. Su respuesta fue ofensiva: extendió la colonización y su presencia territorial hasta alcanzar las costas de Alaska. Durante el siglo XVIII, las potencias europeas trasladaron parte de su rivalidad al océano Pacífico. Lo que hasta entonces había sido prácticamente un “lago español” se transformó en un activo escenario de competencia. El principal motor de este enfrentamiento era el acceso a los mercados asiáticos.
La California indígena por Steven Hackel (University of California, Riverside)
Cuando san Junípero Serra condujo a España a la Alta California en 1769, albergaba el sueño de guiar a una multitud de indios a la salvación. Para salvar las almas de los nativos, misioneros franciscanos como Serra construirían veintiuna misiones, cortejarían a los indios de cientos de aldeas y, finalmente, bautizarían a casi cien mil de ellos. Sin embargo, los franciscanos creían que carecían de cultura, religión, política, historia y disciplina. Generaciones recientes de historiadores, antropólogos, lingüistas y activistas indígenas han trabajado incansablemente para recuperar todo lo que los misioneros franciscanos y las posteriores generaciones de colonos angloamericanos no pudieron comprender. Los nativos californianos eran a la vez diversos, populosos, complejos y disciplinados. Modificaron su entorno para optimizar los recursos vegetales y animales, y crearon culturas y economías regionales que en su mayoría les sirvieron bien y permitieron que su número se multiplicara.
Un paraíso a poniente. La Santa Expedición de Gaspar de Portolá por Juan Pablo Martín Muñoz
Entre 1768 y 1770, la llamada “Santa Expedición” redescubrió California. Fue un esfuerzo para Carlos III, con sus arcas maltrechas tras la Guerra de los Siete Años. Se pretendía conocer toda la misteriosa Alta California. El plan de poblarla comenzó cuando Carlos III supo las intenciones de una “nación extranjera” (Rusia) en perjuicio de España. El virrey Teodoro de Croix actuó con presteza. En 1767 nombró un gobernador político-militar para la California conocida: Gaspar de Portolá, un militar reputado, nacido en 1716 en Os de Balaguer, en el Prepirineo leridano, que había servido en España, Portugal e Italia, y llegó a Nueva España como capitán de dragones. En la primavera de 1768, Croix envió también al incansable José de Gálvez, que se había ofrecido voluntario para preparar la Santa Expedición. El 16 de mayo, Gálvez convocó una junta de oficiales y pilotos en el puerto de San Blas. La expedición habría de encontrar y ocupar los puertos de San Diego y Monterrey y, después, toda la región.
La conquista espiritual. Misiones y misioneros en California por María del Mar Muñoz González (Universidad Isabel I)
La evangelización de California se llevó a cabo en un momento histórico marcado por la expulsión de la Compañía de Jesús y las reformas borbónicas. Desde el punto de vista geográfico, las misiones tuvieron el carácter de vanguardia fronteriza, no solo porque avanzaron por territorios que aún no habían sido cristianizados, sino también por actuar como freno a los intereses de potencias extranjeras. El concepto misión tenía un sentido jurídico: la autorización papal para cristianizar pueblos. También era sinónimo de las labores para evangelizar, controlar e integrar en el sistema productivo a los pueblos originarios. Finalmente, era un espacio geográfico y administrativo: edificaciones, campos de cultivo, corrales, acueductos, depósitos de agua, etc.
Camino a San Francisco. La expedición de Anza por Javier Torre Aguado (University of Denver)
El 4 de enero de 1776 llegó a la misión de San Gabriel, en la costa de la Alta California, un grupo de más de doscientas personas formado en su mayor parte por mujeres y niños hispanos. Llegaban exhaustos, demacrados y cubiertos de polvo. Durante más de tres meses, habían atravesado algunos de los territorios más inclementes del continente americano. Anteriormente, una avanzadilla de soldados, misioneros y exploradores españoles había penetrado en la región, pero este día era el que, oficialmente, el primer grupo de familias hispanas –de variada ascendencia étnica, con abundancia de mestizos y mulatos, además de españoles–, llegaba a California para sentar las bases de una nueva comunidad. Y todo ello bajo los auspicios de la Corona española. Fue el resultado de los esfuerzos, sobre todo, de una figura que planeó e instigó esa empresa: Juan Bautista de Anza.
Fray Jerónimo Boscana y el comienzo de la etnografía en California por David Rex Galindo (University of North Texas)
A principios del siglo XIX, cuando el imperio español se desvanecía en América, la Alta California española expandía su fino hilo de asentamientos a lo largo de la costa del Pacífico entre San Diego y la bahía de San Francisco. En este escenario distante de los centros de poder virreinales de la Nueva España, el mallorquín fray Jerónimo Boscana escribió la primera obra etnográfica sobre los pueblos indígenas de la región. Su Relación histórica sobre los indígenas acagchemem o acjachemen del sur de California no fue concebida como una obra erudita, sino como una herramienta para el uso de otros misioneros que contribuyeran a la evangelización y conversión al catolicismo de los pueblos indígenas de California.
La Alta California. Gobierno y administración de una provincia lejana por Àlex Claramunt Soto
La provincia de las Californias fue una de las más extensas de Nueva España, y a su vez la menos poblada; una tierra fronteriza, en gran medida inexplorada, habitada por un conjunto de grupos indígenas de organización tribal que hablaban lenguas disímiles. En el norte, en la Alta California, la presencia española se articuló en torno a un conjunto de misiones y presidios situados a lo largo de la franja costera. Las primeras debían cristianizar y sedentarizar a los indios para convertirlos en la base de una economía agropecuaria que sustentase a la escasa población de origen europeo o mestizo, afincada en torno a los presidios.
Desastre en el Colorado. La revuelta yuma de 1781 por Mark Santiago
Entre 1770 y 1771, el misionero franciscano Francisco Garcés viajó por el río Gila desde su iglesia en San Xavier del Bac, cerca de Tucson, en la actual Arizona, hasta el cruce de Yuma, un vado estratégico en la confluencia de los ríos Gila y Colorado. Predicó entre los indios yumas y pronto se ganó la amistad de uno de sus líderes, Olleyquotiquibe, que más adelante sería conocido como Salvador Palma. A fines de 1776, los españoles le prometieron que pronto se enviarían misioneros y colonos a Yuma. Con ellos como aliados, la subsistencia de California estaría garantizada. A finales de diciembre de 1780, llegaron a Yuma los integrantes de dos colonias proyectadas por el Caballero de Croix, gobernador de las Provincias Internas de Nueva España. Durante varios meses, los nuevos establecimientos parecieron ser un éxito, pero a medida que avanzaba el año, surgieron fricciones. La violencia estalló el 17 de julio de 1781.
El legado español en California por Javier Torre Aguado (University of Denver)
La cuestión del legado español en América y, más concretamente, en California, no es si se recuerda o no, eso está fuera de toda duda. Los nombres españoles, las placas conmemorativas y los lugares emblemáticos están por todos lados. La cuestión es cómo se recuerda, y ese cómo está en constante transformación, zarandeado por intereses enfrentados. La imagen de la conquista y colonización españolas de California ha ido modulándose a lo largo de los años de acuerdo con la información disponible rescatada de archivos y fuentes orales, las tendencias de la época y, sobre todo, los grupos de interés que han sido capaces de imponer su relato. El legado español en California ha pasado por diferentes etapas: primero, se ignoró y distorsionó deliberadamente; más tarde, se reivindicó; y ahora andamos metidos de nuevo en un ciclo de desacreditación.
Directores Alberto Pérez Rubio, Carlos de la Rocha, Javier Gómez Valero.