Este libro es una lectura feminista de Teresa de Ávila. Rescata sus obras de la apropiación conservadora que durante siglos ha marcado su lectura. Por muy poco que sepamos de ella, llama la atención que una mujer que en el siglo XVI se enfrentó a casi todos sus superiores y fundó conventos en los que primaba la autonomía de las mujeres para autogestionar su vida haya terminado convertida en símbolo de valores autoritarios, conservadores y misóginos. Una relectura detallada de sus obras nos da la clave para entender cómo esta autora utilizó el secreto y el secretismo para sortear los escollos con los que el poder trataba de someterla. Tal fue su éxito que la única manera de acallar su legado fue la fagocitación de su obra, su leyenda y hasta de sus restos físicos, que se repartieron como reliquias por todo el mundo. En el campo de la política el secreto suele estar asociado con el poder. Los secretos de los que se van a hablar en estas páginas no tienen que ver con los secretos de estado, si no con los secretos privados, con el derecho a nuestra propia intimidad y a la narración de nuestra vida. Las palabras de Teresa son extremadamente pertinentes hoy en día cuando las tecnologías parecen abocarnos a vivir expuestas. La lectura que propongo anima a mantener un espacio inaccesible y reservado desde el que plantear un modelo ético alternativo de relación, que no se base en el juicio, sino en el reconocimiento mutuo. Me sitúo, por lo tanto, en la línea del pensamiento ético de pensadoras contemporáneas como Judith Butler. A través del secreto se puede leer la obra de Teresa como un texto único que además aúna los tres perfiles que desarrolló en vida: el de la mística, el de la política y reformadora, y el de la escritora y la lectora. Siguiendo este mismo esquema triádico el libro se divide en el estudio del secreto místico, el secreto político y el secreto textual. En estas páginas, argumentaré que es el fenómeno de lo escrito y lo leído lo que permite a Teresa habitar en el espacio interior de su propio yo. Desde aquí desarrollará la estrategia política que, como subalterna, se convertirá en su mejor aliado: la disimulación. También aquí históricamente se le ha arrebatado a Teresa el reconocimiento de ser una de las primeras autoras en desarrollar la importancia de la disimulación en el juego político mientras sus colegas masculinos se llevaron el crédito.