En 1672 la reina regente Mariana de Austria (1634-1696), en nombre de su hijo el rey Carlos II (1665-1700), eleva el Arte y Oficio de Plateros de la ciudad de Valencia a Colegio de Plateros de Valencia y reino. Esta es la institución que llega hasta el fin de las corporaciones en el siglo XIX. Los orfebres valencianos lucharon 41 años para obtener la gracia, que les costó una elevada suma de dinero. Fue el primer colegio de plateros erigido en las tierras peninsulares de la monarquía española. La liberalidad del arte -imitación de la naturaleza, la Geometría y las Matemáticas, etc.- contó menos que el efectivo para conseguir el título, dinero que la empobrecida corona destinó a una mina de plomo del reino de Aragón.

En ese siglo XVII la 'ingenuidad' fue motivo de numerosas disputas, luchas y pleitos. Hace referencia a la 'superioridad' del arte, que es, como decir, la transmisión de la Sabiduría. El presente libro incide en todos esos aspectos.