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La Guerra de la Independencia y la posguerra: Yo, para mi desgracia, estaba allí...

La Guerra de la Independencia y la posguerra: Yo, para mi desgracia, estaba allí...
Los escritos de los prisioneros españoles deportados y de los emigrados afrancesados en Francia (1808-1820)

Papel: Rústica
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Resumen

A lo largo de los siglos XIX y XX, la historiografía española referida a la Guerra de la Independencia ha sufrido la impronta dañina del ultra-nacionalismo empeñado en celebrar a los patriotas vencedores y, a veces, en mitificar a algunos héroes. Esa focalización de la mirada se ha operado en menoscabo de la historia de las victimas conmovedoras y de los vencidos acreedores, por lo menos, a la comprensión y la indulgencia. Este conflicto dio lugar, por primera vez en España, al fenómeno masivo de la deportación a un país extranjero: alrededor de 50.000 individuos, entre prisioneros de guerra y rehenes civiles. El otro fenómeno masivo, también sin precedente, es el de la emigración, en 1813 y 1814, de más de 10.000 ciudadanos que habían colaborado con los ocupantes.
El presente libro está centrado en el examen de los escritos -manuscritos e impresos-, procedentes de los deportados de los emigrados que sirvieron al rey intruso. Las cartas interceptadas por los funcionarios napoleónicos -nunca estudiadas hasta hoy- dejan constancia de los sentimientos y opiniones de los autores. Otras cartas, enviadas a las autoridades francesas, aclaran los distintos motivos que llevaron a centenares de prisioneros a prestar juramento de sumisión al Rey José Bonaparte. De ahí la ruptura entre los patriotas y los juramentados en el seno de la población deportada, agrupada en depósitos. La guerra civil, de índole política, que ha estallado en la península también se ha abierto, pues, al norte de los Pirineos.
Dado su nivel social y cultural, los refugiados afrancesados suelen acudir a la pluma, dirigiéndose a las autoridades francesas o españolas durante la posguerra. Las publicaciones de algunos se conocen detalladamente cuando llevan las firmas de Azanza, O´Farrill, Llorente, Miñano, Meléndez Valdés, Fernández de Moratín, Amorós, Orfila o Núñez de Taboada. Pero otros muchos escritos -cartas y textos impresos-, pocas veces estudiados, atestiguan la sorprendente variedad de las reacciones y modalidades de vida de los ex josefinos menos ilustres. El posicionamiento de esos desdichados refugiados es mucho más diverso de lo que se estima habitualmente, cuando opinan acerca de José I, de Fernando VII o del reformismo seudo-liberal.
Para argumentar, manejan conceptos y voces que revelan el trauma lingüístico sufrido por el idioma castellano durante los años 1808-1814. Así, para los emigrados afrancesados, van en aumento la fuerza repulsiva de algunos términos (anarquía, pasiones, partido...). Esta aproximación, susceptible de interesar hoy en día a los lingüísticos o a los simples curiosos, confirma que el conflicto armado era al mismo tiempo una guerra de opinión en la que varias palabras funcionaban como armas arrojadizas.

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