Sevilla ha sido un importante centro artístico a lo largo del tiempo. Las labores cerámicas son constantes a la ciudad, tanto en su vertiente culta como en la popular. Y si bien los coleccionistas son incontables, el número de publicaciones sobre este tema sigue siendo escaso. Al margen del sentido religioso, el interés del estudio está justificado por la extraordinaria calidad de muchos de los retablos, cuya categoría artística casi nunca ha sido reconocida, pues se le ha dado tratamiento de Arte menor. Al igual que ha ocurrido con sus autores, algunos, siendo magníficos pintores, son prácticamente desconocidos e ignorados por la historiografia local. Se abordan como resultado de la investigación, tres aspectos distintos: la costumbre, ininterrumpida en nuestra ciudad, de erigir retablos, su morfología y la riqueza de su iconografía. La conjunción de estas tres partes ayudan tanto a comprender como a apreciar esta rica y compleja manifestación artística y devocional, elaborada por la piedad popular desde un origen legendario que no se ha interrumpido, salvo durante unos años convulsos del siglo XIX, hasta nuestros días, tiempo tan poco inclinado a potenciar las manifestaciones religiosas.