<¿Por qué acepto la premisa? principalmente porque sería absurdo negar la idoneidad de tal ejercicio intelectual, toda vez que el ciudadano catalán se ve compelido a realizarlo constantemente en sus diferentes círculos sociales. Pero hay más: negarse a argumentar de forma estructurada y ordenada contra la secesión de Cataluña es exactamente lo mismo que negarse a argumentar a favor de mantener la integridad de España. Tal omisión no solo resultaría inútil para los catalanes que deseamos seguir siendo españoles, sino que sería del todo contraproducente, pues estaríamos regalando al contrario -en pos de un riguroso silencio metodológico que, en cualquier caso, solo correspondería al Estado mantener- toda la ventaja expositiva, argumental, pedagógica y propagandística.>>