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Un enigma para mí mismo

Un enigma para mí mismo
El hombre y Dios en el pensamiento agustiniano

  • ISBN: 9788490455258
  • Editorial: Editorial Comares
  • Lugar de la edición: Granada. España
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 24 cm
  • Nº Pág.: 232
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
23,00 €
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Resumen

El proyecto ético agustiniano consiste en una conversión del deseo, para que tienda a los bienes perdurables y no a los mudables. Nuestro deseo de felicidad es un deseo fallido que, a pesar de que busca su satisfacción en bienes, no la encuentra del todo. Esta condición de permanente peregrinatio llevó a Agustín a señalar que todo deseo concreto (appetitus) descansa sobre una condición más originaria que él y cuyo desenlace debe concebirse como eminentemente escatológico, la inquietudo cordis: 'fecisti nos ad te, et inquietum est cor nostrum, donec requiescat in te'.

Para la construcción de su propio pensamiento han citado a san Agustín autores como Wittgenstein, Husserl, Jaspers, Arendt o los posmodernos Lyotard y Derrida. Este libro convoca a filósofos contemporáneos (Martin Heidegger, Xavier Zubiri, María Zambrano, Michel Henry), que encuentran una deuda fundamental en la elaboración de la antropología existencial del Hiponense.

La disposición intelectual de san Agustín experimentará un cambio cuando pasa de la filosofía a la teología, un giro teológico o una teologización de la filosofía griega que significará una retractación, una revisión de todo lo que puede hacer la filosofía por el hombre, pero no su negación, ni tampoco su reducción a una función puramente instrumental, aunque restringiendo su horizonte veritativo y anulando su poder salvífico.

Para alcanzar la verdad, Agustín se abre un camino propio, el camino de la interioridad, que consiste en buscar la verdad dentro de uno mismo, recorriendo el camino del alma. A este método interiorístico-trascendental, el filósofo africano no renunciará, ni siquiera después del giro teológico, incluso se servirá de él para comprender mejor los misterios de la fe cristiana, tratando así de realizar el programa noverim me, noverim te. Buscar a Dios y buscar la felicidad se identifican, y siendo así, sin victoria sobre la muerte no hay felicidad.

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