Los historidores señalan los años finales del siglo XV y los de principios del XVI como fundamentales en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna española; muchos son los cambios que se produjeron, no sólo en el aspecto material sino en el mundo de las ideas, cambios que afectaron, por ejemplo, a las relaciones laborales, permitiendo, entre otras cosas, la desaparición de algunos oficios artesanales y la aparición de otros. Sin embargo, la situación social de las clases menos privilegiadas, los pobres, y en ellas especialmente las mujeres, no experimentaron grandes diferencias respecto de la etapa anterior, si bien es cierto que éstas, siempre que pertenecieran a un estatus elevado o a alguna orden clerical, tendrían acceso a la educación -aunque no a la misma instrucción que los varones-, como ponen de manifiesto los textos literarios, jurídicos e históricos de entonces. A finales del XVI los cambios serían más evidentes así como la involución debida, por una parte, a la expansión de las ideas de los humanistas extranjeros y, por otra, al levantamiento y expulsión de los moriscos, la Contrarreforma, etc., sirvan de ejemplo las obras de Delicado, Cervantes, etc., frente a las de Fray Luis de León y Luís Vives, estas últimas de gran predicamento en los dos siglos posteriores y enlas etapas más conservadoras de la política de nuestro país. Esa situación continuaría hasta mitad del siglo XVIII, aunque algo cambió con la llegada de Carlos III, en tanto que el monarca muestra interés por conocer la penosa realidad social, económica y cultural del país, y para ello solicitará información a las personas instruidas, promulgará leyes y arbitrará medidas con el fin de modernizar España. No obstante, en los ámbitos laboral y educativo los cambios no serían evidentes hasta décadas más tarde, a juzgar por la información contenida en los textos y en los documentos legislativos de esos años.

Ciertamente, tras las convulsiones que azotaron dicho siglo y parte del siguiente, la realidad española, y muy especialmente la andaluza, ha cambiado a un ritmo vertiginoso, pues no sólo se ha transformado por completo la fisonomía de sus ciudades, sino la de todo el ámbito rural: ha cambiado el paisaje porque han cambiado la sociedad, las costumbres, los modos de subsistencia, etc...

Esta introducción justifica la intención del Grupo de Investigaciones Filológicas y de Cultura Hispánica (HUM 837) de dar a conocer una serie de corpus de distintas épocas, en los que todos los documentos tienen las mismas características: están escritos en Andalucía, y en los que los datos, los personajes y los medios de referencia son andaluces, lo que, sin duda, ayudará a un mejor conocimiento de la vida cotidiana de los hombres y las mujeres que hicieron de esta tierra lo que hoy es.