Los autores de este texto para la reflexión parten sin duda de una postura de profundo descontento ante la situación que día a día ven pasar en su quehacer cotidiano, pero no es un documento para el desánimo, sino para la acción comprometida. Partiendo de las variadas experiencias personales, se genera un serio debate sobre los principales aspectos que definen la Ayuda al Desarrollo, la política internacional y su contrapunto la solidaridad colectiva. El reto no está en la ampliación de los fondos para la Ayuda ni en la innovación de las técnicas de decisión y diseño de proyectos, sino en la capacidad para ofrecer respuestas a algunas preguntas básicas; hasta qué punto la ayuda al desarrollo que conocemos puede ser independiente de los intereses económicos de los países docentes, o hasta que punto la dependencia del sistema capitalista en la era global la incapacita para dar resultados efectivos. ¿Cuánto hay de mito en la idea occidental de desarrollo y cuánto de solidaridad o de simple caridad en los proyectos de ayuda?