Puente de Segovia, Puerta del Ángel y Casa de Campo
- ISBN: 9788415801399
- Editorial: Temporae
- Fecha de la edición: 2016
- Lugar de la edición: Madrid. España
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 20 cm
- Nº Pág.: 304
- Idiomas: Español
La zona de Puente de Segovia y la Puerta del Ángel forman parte, junto a su inseparable Casa de Campo, del mismo espacio geográfico, del núcleo original en el que se creó Madrid. La vega del río Manzanares, antes llamado Guadarrama de Madrid, es una zona habitada desde muy antiguo, y la confluencia de los arroyos Meaques, Luche y San Pedro forma un entorno privilegiado bajo las colinas en las que se fue desarrollando el núcleo urbano, formando parte indisociable de éste.
Del mismo modo, la ribera del río es la vega primordial, la naturaleza cercana que desde Madrid se divisa a poniente, su recurso primario de supervivencia: la agricultura, la recolección, la caza, la pesca, la madera para la leña y la construcción, el agua para subsistir.
Antes de la reconquista cristiana, toda la zona era un verdadero bosque de robles, encinas, olmos, fresnos, álamos, sauces, encinas, coscojas, almendros, manzanos, perales, quejigos, olivos, higueras y otros frutales y multitud de especies que fueron desapareciendo irreversiblemente, aunque parcialmente se vayan recuperando algunas en los últimos tiempos. A medida que Madrid creció, el entorno se modificó según la conveniencia de los habitantes, y al cabo supuso la transformación en una zona urbana despiadada, como otras muchas, aunque el enclave de la Casa de Campo y la propia belleza intrínseca de la vega en cuestión han preservado parcialmente el entorno natural como botón de muestra de lo que fue y del modelo que en buena lógica se debería recuperar, en la medida de lo posible.
El barrio de Puente Segovia y Puerta del Ángel es el verdadero puerto de Madrid (y no solo por la Virgen), y ha mantenido siempre un cierto alma de pueblo, como lo es San Lorenzo para Segovia, preservando una genuina independencia respecto a la ciudad, a la que mira allá en lo alto distante, aunque forme parte intrínseca y cercana de su mismo centro y de su propia Historia.
También se le ha llamado últimamente el Brooklin madrileño, tal vez desconociendo que estos parajes esconden una historia mucho más antigua e interesante que la de un mero barrio de aluvión.