Louis-Charles Fougeret de Monbron (1706-1760) es uno de esos raros escritores que, como Crébillon hijo o Rétif de la Bretonne, ha pasado a la historia de las letras más por su contribución a la literatura libertina, tan en boga en Francia en el siglo XVIII, que por los méritos de su excelente prosa. Monbron —o Montbron— alcanzó la fama gracias a novelas galantes como Le Canapé couleur de feu (El canapé color fuego, 1741), en respuesta a Le Sopha (El sofá) de Crébillon hijo, o Margot la ravaudeuse (Margot la remendona, 1750 o 1753), novela sobre la prostitución que lo llevó a dar con sus huesos en la prisión de For-l’Évêque acusado de inmoralidad. Sin embargo, a su vez, en calidad de panfletista, nos legó muestras de su talento gracias a su innata capacidad para el sarcasmo en sus celebrados El cosmopolita o el ciudadano del mundo, La capital de las Galias, o este Preservativo contra los ingleses, en el que arremete contra el peculiar modo de ser de dicho pueblo, al que pudo conocer a fondo gracias a su prolongada estancia en el país; un texto que hoy en día puede ilustrarnos sobre las recientes peripecias de esa nación otrora dueña del mundo que pretende aún imponer a todos sus reglas de juego.