El volumen, primer tomo de una obra que pide una segunda entrega, contiene un recorrido por la geografía y la historia del Principado a través de la información que proporcionan 42 construcciones singulares fotografiadas con minuciosidad, de la fachada al último detalle de la decoración interior, de los muros a los artesonados, de jardines con estanques y nenúfares a bosques salvajes y retablos de capillas, muebles, vajillas, espejos, cuadros, salones, bibliotecas, dormitorios... Asturias en 42 palacios y cerca de mil fotografías de panorámica general y plano corto de otros tantos trozos de pasado. Braña ha regresado a la puerta del de Allande, uno de los primeros y uno de los más antiguos del catálogo, para explicar por qué fotos de palacios. Porque el espesor de sus paredones transparenta «lo que era la vida entonces», apunta. Porque la piedra habla sobre el poder de la nobleza en el Medievo y la huella del paso de los siglos está cincelada sobre los muros de unas construcciones «fundamentales para conocer Asturias». «Se originan en torres defensivas en torno a los siglos XIV y XV» y se van ampliando, evolucionan hacia la función residencial y cambian con los tiempos, reflejando el devenir de los acontecimientos históricos a lo largo de cuatrocientos o quinientos años» y acumulando historias al menos hasta el XIX. Hoy relucen ahí los resultados de «una amalgama de estilos que refleja una forma de vida», confirma Braña, y sobre todo «un patrimonio que a mí me interesaba conocer y enseñar».