Son la menor duda, la Alemania nazi estaba mucho más avanzada tecnológicamente a finales de 1944 de lo que se había sospechado antes. El estado de desarrollo alemán era tal que se habían hecho planes para bombardear Nueva York y la costa oriental americana, planes que se podrían haber llevado a la práctica perfectamente si el Tercer Reich hubiese durado más. Los planes alemanes se basaban en el uso de aviones transoceánicos gigantes, tales como el Junkers Ju 390 de seis motores, el Messerchmitt Me 264 o el Tank Ta 400. Aunque el Reich tenía la técnica para producir semejates aparatos, carecia de los recursos necesarios para fabricarlos en número suficiente. Si se hubiese conquistado la Unión Soviéta, sin embargo, tales planes se habrían hecho realidad. Con la captura de recursos vitales dela Unión Soviética, la Wehrmacht habría tenido suficiente material para producir masivamente esos bombarderos. El colapso de la infraestructura de la Wehmacht y el prematuro final del Reich de los Mil Años también impidieron que los planes de los misiles de control remoto y gran alcance pasaran de los tableros de diseño. Del mismo modo, la destrucción del Reich supuso que el trabajo de los laboratorios que investigaban la energía y los explosivos nucleares no llegaran nunca a completarse. Solo documentos que permanecen bajo secreto en archivos británicos, francesesy americanos podrán demostrar si esos laboratorios estuvieron cerca de perfeccionar el armamento atómico. En esta historia reveladora, Manfred Griehl cuenta en detalle el trabjao de numerosos institutos de investigación secretos y explora hasta qué punto estuvo el Tercer Reich de llegar a cruzar el Atlántico y atacar a los Estados Unidos.