Logotipo librería Marcial Pons
Nuevos retos biotecnológicos para los Derechos Fundamentales

Nuevos retos biotecnológicos para los Derechos Fundamentales

  • ISBN: 9788490451533
  • Editorial: Editorial Comares
  • Lugar de la edición: Granada. España
  • Colección: Biblioteca de Derecho y ciencias de la vida
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 23 cm
  • Nº Pág.: 385
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
28,00 € 25,20 €
Sin Stock. Disponible en 7/10 días.

Resumen

La reflexión sobre si el progreso científico y tecnológico puede ser visto al mismo tiempo como un progreso moral es una constante en el pensamiento ético y jurídico. Y también lo es la reflexión sobre el alcance que debe tener la regulación jurídica de ese progreso. Ahora bien, su relevancia se ha multiplicado con la explosión de la biotecnología.
Los descubrimientos que se han venido produciendo en este campo se proyectan en cuestiones como la vida humana, la identidad, la intimidad, la salud, etc.., por lo que no resulta extraño que el discurso de los derechos haya entrado a examinarlos.
Si entendemos el progreso como un movimiento hacia algo mejor, resulta obligado responder a la cuestión «¿qué es lo mejor?». Otfried Höffe, en su libro Estudios sobre Teoría del Derecho y la Justicia (trad. de J. Malem Seña, Alfa, Barcelona 1988) ha señalado que es posible referirse a lo mejor de tres maneras diferentes aunque estrechamente conectadas. Así es posible hablar de lo técnicamente mejor, de lo pragmáticamente mejor y de lo éticamente mejor.
Algo sería técnicamente mejor cuando constituyese un medio adecuado para el logro de un fin dado de antemano. El progreso técnico vendría así determinado por el «aumento del saber y de la habilidad para la consecución de fines y objetivos cualesquiera, especialmente un mayor dominio de los procesos naturales y también sociales». Algo sería pragmáticamente mejor cuando estuviese al servicio de nuestro bienestar, consistiendo así el progreso pragmático en un aumento de la felicidad humana consecuencia del progreso técnico. Y por último, algo sería éticamente mejor «cuando, sin la limitación a fines dados de antemano o a la propia felicidad, es simplemente bueno y correcto».
Así, respecto a lo éticamente mejor nos encontramos con el mismo problema que aparece en relación con «lo mejor»; lo éticamente mejor requiere plantearse el significado de lo bueno y lo correcto.
Se trata de una pregunta que no puede ser contestada de una forma tajante o definitiva. No obstante, creo que puede aceptarse un sentido mínimo consistente en afirmar que no puede considerarse como bueno o correcto a aquello que transgrede la dignidad humana. De esta forma, el progreso técnico está determinado por un mayor reconocimiento y protección de la dignidad humana y se produce cuando el progreso pragmático, centrado en la satisfacción de las necesidades y pretensiones humanas básicas, adquiere carácter general.
Básicamente este era el sentido que tenía el progreso moral para Kant. En su breve opúsculo de 1798, «Si el género humano está en constante progreso hacia mejor» (recogido en Filosofía de la Historia, pról. y trad. de E. Imaz, Fondo de Cultura Económica, México 1985), Kant trata de encontrar un hecho en el que poder fundar el progreso moral. No se trataría de plantear este hecho como causa sino como signo o señal del progreso moral. Y este signo aparece para el filósofo en el espíritu de la Revolución francesa, en el ideal y en la inspiración de sus promotores.
En la misma línea, Bobbio, en un trabajo de 1987, «El tiempo de los derechos» (recogido en El tiempo de los derechos, trad. de R. de Asís, Sistema, Madrid 1991) identifica el progreso moral con el reconocimiento y protección de los derechos fundamentales. En este sentido, comienza su trabajo afirmando: «No hace mucho tiempo, a un entrevistador que me preguntó después de una larga conversación sobre los caracteres de nuestro tiempo que despiertan una seria preocupación para el futuro de la humanidad —tres sobre todo, el aumento cada vez más rápido y hasta ahora incontrolable de la población, el aumento cada vez más rápido y hasta ahora incontrolado de la degradación del ambiente, el aumento cada vez más rápido, incontrolado e insensato de la potencia destructora de los armamentos—, si en último término entre tantas predecibles causas de desgracia veía algún signo positivo, respondí que sí, que veía al menos uno: la creciente importancia dada en los debates internacionales, entre hombres de cultura y políticos, en seminarios de estudio y en conferencias gubernamentales, al problema del reconocimiento de los derechos del hombre».
Así, esta proliferación de debates, para el profesor de Turín, puede ser interpretado como un signo premonitorio del progreso moral de la humanidad: «...el debate actual cada vez más amplio, cada vez más intenso, tan amplio como para haber implicado a todos los pueblos de la tierra, tan intenso como para ser incluido en el orden del día de los más autorizados foros internacionales, puede ser interpretado como un «signo premonitorio» (signum prognosticum) del progreso moral de la humanidad».

Resumen

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y facilitar la navegación. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.

aceptar más información