En 1917, año del fallecimiento de Joaquín Dicenta, aparece póstumo su volumen 'Mujeres (Estudios de mujer)', en el que se recogen 25 retratos femeninos seleccionados entre lo más granado de sus crónicas y cuentos. En sus páginas se recopilan y contraponen diversos arquetipos -burguesas a la moda, damas adúlteras, ancianas mendigas, huérfanas, madres trabajadoras, prostitutas- que sirven al autor para catalogar las injusticias de la época en tres dimensiones que afectaron significativamente a la mujer: el liberalismo industrial, que agravaba las diferencias de clase dejando desprotegidos a los más débiles; la moral burguesa, el sistema de valores de la Restauración, que reducía a las mujeres al ámbito familiar y fomentaba la hipocresía y el materialismo; y finalmente los albores del feminismo, con su reivindicación de igualdad y libertad.

Joaquín Dicenta, que dominó la escena teatral durante un cuarto de siglo junto con Benavente y Echegaray, es presentado habitualmente en su doble faz de modelo de escritor bohemio que alcanza el éxito en el teatro -atronador en el caso de su drama social 'Juan José' (1895), de significación similar en España al 'Hernani' de Víctor Hugo- y también del periodista socialista y político republicano comprometido con las clases desfavorecidas. Su éxito como escritor y la vida bohemia lo llevaron a conocer tan bién los salones burgueses como los ambientes marginales de la ciudad. Bien reflejados y contrapuestos en sus textos, en ambos encontró modelos y motivos en una anécdota o un personaje tomados al azar de la realidad circundante, sobre los que proyectó su aguda capacidad de observación y de denuncia de las causas sociales, así como su estilo lleno de fuerza y de colorido, puestos siempre al servicio de la idea.