Algunos viajeros extranjeros por la España de mediados del siglo XIX, lamentaron que los españoles hubiesen pasado a preocuparse sólo de los ferrocarriles y las fábricas. A quienes cruzaban los Pirineos por sus predicadas diferencias respecto a la Europa más industrializada, les solían disgustar los testimonios de la progresiva modernización de España. Para otros, en cambio, suponían una esperanza para que el país abandonase su estado de postración y se encaminase por la anhelada senda de la riqueza y el bienestar.

Las referencias a la ingeniería y la industria en la rica literatura de viajes por España nos permiten conocer mejor la percepción del país en una etapa decisiva de su historia, pero también desgranar las diversas reacciones que se produjeron ante el nacimiento del paisaje moderno, del territorio intervenido e interconectado, con una profunda huella de la acción humana.