Entendido como primer paso para la constitución de una nueva familia, el matrimonio fue considerado durante los Tiempos Modernos célula reproductora del orden estamental y pilar básico para garantizar el control de la moral social. Regular adecuadamente las uniones entre hombres y mujeres suponía asegurar la adquisición de costumbres, el asentamiento de creencias y el aprendizaje de los roles sociales y normas conductuales que interesaba perpetuar. No obstante, la construcción ideológica del matrimonio, su consolidación como sacramento tras la celebración del Concilio de Trento, y los valores que desde la legislación civil y moral de la Iglesia se trataban de imponer, chocaron no pocas veces con la evidencia de una práctica social que, con cierta frecuencia, violaba el sistema matrimonial y quebrantaba la normativa que concebía al matrimonio como asentado sobre los valores de mutua fidelidad, monogamia e indisolubilidad. Este trabajo de investigación que, bajando a la arena de lo concreto -parte del antiguo Reino y Archidiócesis de Sevilla durante la primera mitad del siglo XVIII-, contribuye a la reconstrucción de la sociedad de los Siglos Modernos, aportando una visión complementaria a los estudios que en los últimos años se vienen desarrollando en el ámbito de la moralidad y los afectos, de la realidad sentimental y social del matrimonio y la familia, en el complejo universo de las relaciones entre sexos, con los conflictos nacidos de las divergencias entre sentimientos e intereses socioeconómicos, y de los roles reservados a los hombres y mujeres de la Modernidad.