ras el seudónimo artístico de Leo de Silka se esconde un hombre para quien la música fue, en sus propias palabras, el “medio sublime” de las “alegrías que comunicar, pasiones que distraer y glorias que celebrar”. El donostiarra Leonardo Moyúa Alzaga (1856-1920), VII Marqués de Rocaverde, fue en efecto un pianista excelente, alabado por el público y por la prensa, que sin embargo actuó siempre desinteresadamente en cuantas ocasiones se le presentaron. Fue también un inquieto promotor de la cultura que, como miembro y fundador de diversas sociedades, participó activamente en la creación de exposiciones, eventos musicales, escuelas, y también de museos y de instituciones que aún hoy son emblemas de San Sebastián.

Aristócrata, monárquico y liberal, mantuvo una relación estrecha con la Familia Real, especialmente con la Reina Regente, para quien tocó el piano en varias ocasiones en los Palacios de Ayete y Miramar. A lo largo de 27 años fue consecutivamente diputado provincial, concejal y alcalde de San Sebastián, y finalmente diputado en Cortes, y recibió una gran cantidad de distinciones y condecoraciones. Recorrer la vida de Leonardo Moyúa es transitar por la historia de San Sebastián en la bisagra de los siglos XIX y XX, al ritmo creciente de los sucesos políticos, de las temporadas de conciertos, y del turismo estival.