Las flores aparecían en los manuscritos medievales por una gran cantidad de razones. Eran, por supuesto, una parte importante de la decoración, pero poseían también significados simbólicos. En los herbarios, los manuales de medicina de la época, servían a un fin práctico, ilustrando las descripciones de las plantas y sus usos medicinales. Utilizando ejemplos de una amplia gama de manuscritos, procedentes de Italia, Francia, Inglaterra y los Países Bajos, Celia Fisher nos explica cómo se produjeron estos manuscritos y cuál fue la evolución en la representación de las flores, desde los dibujos sencillos y planos de la primera época hasta el realismo botánico. Nos muestra cómo la fascinación por las flores en sí mismas comenzó a tener más peso que su simbolismo, llegando a su punto culminante en el siglo xv, en las ciudades de Gante y Brujas. Las Flores en los Manuscritos Medievales está maravillosamente ilustrado y nos da a conocer una gran variedad de plantas, desde las azucenas y las rosas hasta la hierba de San Roberto y el cannabis.