He tenido la suerte de dedicarme a la sociología, que es el estudio y la reflexión sobre las formas de vida y las relaciones de los seres humanos, en un periodo en el que la historia de España ha cambiado enormemente. Además, una de las variables que más ha cambiado en este país nuestro, en los últimos cincuenta años, ha sido la posición social de las mujeres, cuestión que ha sido prioritaria en mis estudios y mis trabajos. He podido combinar mis intereses personales y políticos, la igualdad entre los hombres y las mujeres, con mi quehacer profesional y el estudio de estos cambios.
La sociología se ha desarrollado en España en los últimos cincuenta años y ha acompañado los cambios que se han ido produciendo. Dedicarse a la ciencia política y la sociología en ese periodo histórico ha sido un privilegio. Muchos de nosotros, sociólogos y politólogos españoles, hemos puesto un interés especial
en que los cambios incorporaran las ideas del feminismo que se extendieron a nivel internacional en los años setenta y que, felizmente, en nuestro país coincidieron con la transición política a la democracia. Quizá ahí está la explicación del arraigo que han ido tomando las ideas de igualdad de género en nuestras leyes y nuestra vida pública. España puede presumir de ser uno de los países europeos en los que más seriamente nos hemos tomado la necesidad de llevar a cabo reformas que hagan posible la igualdad entre las mujeres y los hombres.