Este libro se enmarca en el debate que en la actualidad se está desarrollando en la historiografía española sobre el grado de desarrollo alcanzado por la vida política rural durante la Restauración. Para ello se estudia la evolución política de los distritos electorales vizcaínos de Gernika, Durango y Markina entre 1890 y 1923. Al pertenecer estas demarcaciones a la parte rural de Bizkaia, generalmente se las ha caracterizado como un entorno católico, inmóvil, anclado en el pasado y donde los caciques dominaban toda su actividad política. Sin embargo, el estudio pormenorizado del oriente de Bizkaia presenta la existencia de un mayor dinamismo político del que habitualmente se ha considerado, aunque no pueda ser comparado con el desarrollo alcanzado en las grandes urbes españolas. La evolución política apuntada, más tardía y lenta que en las ciudades, se observa en la presencia de partidos políticos modernos, en la socialización de contenidos ideológicos y programáticos, y unas elecciones que paulatinamente fueron reflejando los cambios sociales y políticos.