La exposición de artículos en un escaparate, el envío por diversos medios de comunicación de catálogos, los folletos publicitarios de las promotoras inmobiliarias o de las agencias de viajes y, en general, los anuncios publicitarios incitando a los consumidores a solicitar productos y servicios son distintas manifestaciones de propuestas de celebrar un contrato dirigidas a personas indeterminadas. A la luz de la normativa general existente en el ámbito nacional e internacional sobre la formación del contrato y de la regulación específica de cada figura, se resuelve el problema suscitado acerca de la vinculación del autor de una de esas propuestas, bien porque ha realizado una auténtica oferta de contrato al público, bien porque la buena fe contractual le obliga a cumplir con lo anunciado para no defraudar las legítimas expectativas que ha suscitado en sus destinatarios, lo cual también debe predicarse de otras declaraciones dirigidas a un número indeterminado de personas, como son la convocatoria de un concurso público y la promesa al público.