La obra que tengo la satisfacción de prologar es el fruto de una ardua labor de investigación que subviene, sin género de duda, a colmar una acuciante necesidad: la de esclarecer múltiples oscuridades y antinomias que suscita la garantía procesal de la inmediación, de dispar intensidad, por no decir incluso que de dispar naturaleza, en función del tipo de proceso en que haya de operar y de la índole de los bienes en ellos protegidos. Esta institución, sólo en apariencia sencilla, nunca había sido objeto en nuestra patria de un análisis sistemático, de un tratamiento monográfico que ahondase verdaderamente en el concepto y alcance de la inmediación, en los fallos e imperfecciones de que adolece su regulación y en el modo de remediarlos por vía exegética, llegando incluso, con prudencia audaz, a formular propuestas de lege ferenda que, en mi criterio, deben inducir a una reflexión digna de tal nombre a quienes tienen el alto cometido y la seria responsabilidad de legislar.
Valga lo que antecede como proemio de un reconocimiento al que en justicia se ha hecho acreedora la profesora HERRERA ABIÁN: a ella le corresponde el mérito de haber aceptado investigar sobre un tema que planteaba numerosas dificultades: la primera, y no menor, una dificultad de ordenación y sistema: como garantía procesal que es, no se podía ignorar su general aplicación en muy diversos tipos de procesos, dándose la particularidad añadida de que en unos, los de índole civil, existía una reciente legislación, la estatuida por la Ley 1/2000, que debía ser comprendida y analizada para, en su caso, coadyuvar a mejorarla, dada la novedad legislativa; por el contrario, en los procesos penales el régimen jurídico de la inmediación venía marcado en lo fundamental por criterios de la jurisprudencia, que no siempre era conteste: pienso ahora en las notorias discrepancias que han existido en esta materia, hasta hace bien pocos años, entre el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y nuestro Tribunal Constitucional... A esto se ha de añadir, en segundo término, que la general aplicación de la garantía de la inmediación va acompañada, tanto en el proceso civil como en el criminal, de un nada desdeñable conjunto de excepciones, afectantes a instituciones tan diferentes como la prueba anticipada, la acumulación de procesos, ciertas pruebas periciales, el auxilio y la sustitución judiciales, la recusación... En definitiva, abordar este tema de una forma sistemática y monográfica, con el debido rigor y sin incurrir en trivialidades dignas de mejor causa, no sólo exigía dedicación y empeño en el estudio de la materia, sino que, como requisito previo, requería una sólida formación procesal del investigador, dada la variedad de las instituciones que había de analizar, cada cual con su correspondiente problemática.
En otros términos: quizá haya quien piense que estamos ante una materia «de moda», en la línea de los grandes asuntos que hoy preocupan a algunos de los llamados a resolver la «mala imagen» de la Justicia; habrá incluso quien juzgue por ello atrayente un trabajo de esta naturaleza. Pienso, muy distintamente, que este tema es atrayente sin duda por su importancia intrínseca, pero también porque pone a prueba al verdadero investigador, que a poco que se descuide puede perderse en la vacuidad, en la superficialidad con que muchas veces se ha abordado esta institución, defendida numantinamente —pero sin contenido verdadero— como anudada a un dogma hoy casi indiscutido, para nuestra desgracia, cual es el que proclama, sin distingos ni matices, y con una ingenuidad casi infantil —excepto por los daños que produce—, las excelencias de la oralidad, dogma legislativo y constitucional casi siempre tan inatacado como mal entendido.
La obra que el lector tiene ante sí ha superado este reto: ha llevado a cabo una encomiable labor analítica, que requería de un serio empeño en la adquisición y desarrollo de algunas cualidades que, si en general son necesarias para cualquier quehacer intelectual, resultan sencillamente definitorias en quien tiene y responde a una genuina vocación universitaria: método, paciencia en el estudio —sin atajos contraproducentes— y creatividad sustentada en lo que se ha dado en llamar, no sin pleonasmo, humildad científica. Creo que la presente monografía se acomoda cumplidamente a estas exigencias del buen hacer universitario.