Como religión de Estado, el culto imperial fue uno de los agentes que intervinieron en el proceso de aculturación propiciado por el contacto entre Roma y las poblaciones bajo su dominio. Al ser indisociable de la comunidad donde se implanta, ésta condiciona su evolución como culto público. Este libro reconstruye cómo se llevó a cabo la implantación y organización sacerdotal del culto imperial de la provincia en Hispania, gracias a la indispensable colaboración de las élites romanizadas originarias de Lusitania, Bética e Hispania citerior. Se valoran las fuentes literarias, numismáticas, arqueológicas y epigráficas que aportan información sobre ambos procesos, en especial sobre ciertos aspectos relacionados con el flaminado provincial. La epigrafía hallada en Lusitania cobra especial importancia al ser la única provincia hispana que ha proporcionado testimonios de flamines del culto imperial provincial que oficiaron en época julio-claudia, alguno ya bajo el Principado de Tiberio.