No se trata de unos recuerdos fríos e intelectualizados, sino de un relato que transcurre con humor por todos los trances de la vida. Ahí están los antecedentes vívidos de los antepasados en La Serena tradicional, en el Angol que salía de la vida fronteriza y en el Santiago dominado por la clase media. No solamente aparecen los antecedentes de la formación intelectual, los viejos maestros, los colegas conflictivos y los numerosos discípulos que han prolongado una manera de ver la historia y comprender la existencia. También están las experiencias corrientes, los viajes por todos los rincones del país en camioneta y en carpa, conociendo los lugares y la naturaleza donde ha transcurrido nuestra historia, porque, en opinión del autor, el paisaje y el hombre son inseparables. También corren viajes por el extranjero: las selvas amenazantes del Orinoco, el interior de Turquía rumbo al oriente, allí donde el país pierde su nombre, y la Antártida con su sensación térmica de 40 grados bajo cero. Variada es la experiencia en las universidades del país y del extranjero, algunas de éstas de gran fama, y el origen de investigaciones en viejos archivos y bibliotecas. Famosos historiadores, presidentes, ministros chilenos y extranjeros, aparecen en páginas huidizas y, por último, los reyes de España don Juan Carlos y doña Sofía, en un encuentro inolvidable.