Es evidente la importancia de los sistemas de gobierno interno de las empresas para el buen funcionamiento de la economía, debido a su impacto sobre la confianza de los agentes económicos y por tanto en la competitividad y eficiencia de la empresa. Una gran parte del debate versa sobre los mecanismos que permiten alinear los intereses de los altos ejecutivos con los de los accionistas mediante fórmulas aprop iadas de retribución. Los problemas relacionados con el gobierno de la empresa tienen su origen en la presencia de información asimétrica, es decir, los directivos poseen información que no tienen los accionistas y, al mismo tiempo, los directivos que gestionan una empresa no son los propietarios lo que, en ambos casos, implica un conflicto de intereses y una falta de eficiencia del sistema económico en su conjunto. Sin embargo, los instrumentos utilizados como incentivos, en muchos casos, han funcionado en base a criterios de impacto sobre el mercado de valores y no de rentabilidad y competitividad de la empresa.