En el Derecho del Trabajo español, como sucede en los ordenamientos de nuestro entorno, la extinción del contrato de trabajo exige en la mayoría de los casos una causa extintiva, es decir, una circunstancia que en cierto modo justifique objetivamente la finalización de la relación laboral: el incumplimiento disciplinario del trabajador, la crisis empresarial, la fuerza mayor, etc. Sin embargo, no basta. Es preciso para que se rompa el vínculo laboral que una de las partes (normalmente el empresario) haga valer tal causa extintiva manifestando su voluntad de hacer cesar los efectos del contrato. Esta manifestación de voluntad, a la que hemos dado en llamar acción extintiva, es de lo que se ocupa el presente trabajo, bien que centrándose en uno sólo de sus aspectos: los plazos para su ejercicio. Se trata de un tema que siendo de la máxima importancia no había sido, casi incomprensiblemente, objeto de tratamiento doctrinal completo o sistemático en España hasta ahora, con independencia de algunos estudios realizados sobre todo a propósito de la acción extintiva empresarial en despidos disciplinarios.