Esta obra colectiva presenta las últimas novedades arqueológicas de las iglesias tardoantiguas del centro peninsular, con valiosas contribuciones de los arqueólogos que han excavado en los diferentes conjuntos analizados, lo que hace de este libro una importante y novedosa fuente documental que amplia el repertorio de iglesias y solventa el vacío historiográfico del centro peninsular. Los contenidos de esta obra son una buena prueba de cómo sigue avanzando la disciplina arqueológica en el estudio del mundo tardoantiguo y altomedieval, gracias a los cuales se empiezan a iluminar ciertos episodios de un “periodo oscuro”, comprendido entre la transición entre el mundo clásico y la Edad Media. Estas últimas investigaciones nos permiten vislumbrar diferentes fases que nos informan de las iglesias como edificios vivos con memoria, frente a planteamientos anteriores más inmovilistas. No cabe duda de que el análisis de la secuencia evolutiva, la importancia del contexto de la cultura material y el avance de la aplicación de técnicas de laboratorio para responder a preguntas concretas nos ofrecen una nueva lectura de los fenómenos reconocidos a partir del examen detallado de los restos y estructuras localizados. Este análisis es especialmente atractivo a la hora de comprender no sólo el inicio de la construcción de las iglesias, sino también los procesos de cambio y transformación que se viven a lo largo del siglo VIII.