De la Primera Guerra Carlista, apenas se conserva algún daguerrotipo. Sin embargo, la última (1872 y 1876) tuvo lugar en un período en el que las técnicas se afianzan, los procesos se abaratan y, en consecuencia, la fotografía se populariza. Las imágenes en campo abierto no son numerosas, pero sí significativas, como las de las baterías de Bilbao o Aberin. El género más cultivado es, sin duda, el retrato, sobre todo, de estudio, pero también al aire libre. Buena prueba de esta última modalidad son, por ejemplo, las fotografías que Ladislas Kornaszewski obtuvo en Bera del cura Santa Cruz y su partida. Juan Pardo y Juantxo Egaña reúnen en este volumen casi 300 fotografías relacionadas con aquel conflicto. En ellas no falta el pretendiente Carlos VII, probablemente el personaje más retratado del momento, pero la selección se ha centrado sobre todo en los combatientes, muchas veces anónimos, del País Vasco, Castilla, Cataluña, Aragón y Valencia. Aunque también los hay liberales, los autores se han decantado sobre todo por los carlistas, en la medida en que representan la parte más desconocida del conflicto. Tanto el material gráfico como el trabajo de localización y selección que ha requerido son imponentes y se presentan en una cuidada edición.