Los ensayos reunidos en este libro proponen releer la modernidad latinoamericana de los últimos dos siglos como un largo proceso de adiestramiento de miradas, poses y enfoques. En casi toda América Latina tuvo lugar un proceso casi simultáneo al de las grandes exposiciones universales, de creación por parte de los sectores dominantes, de un #complejo exhibicionario# que se fue imponiendo gradualmente sobre las formas previas de circulación y consumo de objetos visuales y materiales: carnavales, ferias populares y espectáculos circenses; luego tertulias de artes y vistas, gabinetes estereoscópicos y panoramas. Reacomodamiento, pues, de espacios físicos y simbólicos de la ciudad, nuevas demarcaciones entre interior y exterior, espacios privados y públicos, y entre lo público y lo popular. Se trataría, en suma, de la autorización de un #saber observar#, de un punto de vista internalizado que permite clasificar de inmediato y casi por reflejo las escenas según escala de valor y sentido previamente establecidos. No por casualidad es ésta también la época en que los discursos cientificistas sobre la otredad (de género, de clase, de etnia) que buscan las marcas de valor en la superficie de los cuerpos llegan a su momento álgido. Por eso los estudios aquí reunidos no se detienen exclusivamente en el análisis histórico y teórica de las grandes exposiciones, sino que abarcan, además, otras formas de visualización espectacular que, si bien comparten con la exposición la puesta en escena del mundo del material, trabajan además con la permanencia espacio-temporal (los museos y monumentos) o en cambio con lo itinerante y la circulación (las procesiones y revistas ilustradas). De hecho, podría decirse que la forma exposición #si bien ocasionó muchas veces la proliferación de monumentos, gacetas y revistas, de procesiones y actos#, como fenómeno específico de la modernidad, se caracteriza precisamente por su posición intersticial entre lo itinerante y lo fijo, su paradójica condici