La mayoría de los pueblos de la Tierra ha practicado algún tipo de peregrinación, generalmente de carácter religioso para visitar lugares santos o venerar ciertas reliquias. En la Europa occidental el momento de máximo apogeo de las peregrinaciones es la Época medieval. En Galicia los restos del Apóstol atraen a caminantes de todo el orbe cristiano; desde el descubrimiento de la tumba de Santiago Apóstol por el Obispo de Iria Flavia, Teodomiro, y su posterior comunicación a Alfonso XI, quien manda construir sobre ella una iglesia, las peregrinaciones jacobeas han ido in crescendo hasta el punto de ser consideradas las mayores de la historia, junto a las de Roma y Tierra Santa. Siendo este acontecimiento tan trascendental no podían faltar ordenanzas, dictados y otras normas jurídicas que regulasen los diferentes aspectos propios de la peregrinación y de los peregrinos en cuanto a protección y salvaguarda de sus derechos; algunos ejemplos relativos a los problemas de la seguridad del caminante se recogen ya en obras clásicas como el Codex Calixtinus o la Historia Compostelana. Es por esto que el estudio, recopilación y análisis de aquellas normas protectoras, canónicas y civiles, que conforman la llamada "Paz de los peregrinos" en la España medieval, constituye una línea de trabajo fundamental para la historiografía jurídica en general y para la del hecho jacobeo en particular. Muy pocas obras científicas han abordado esta cuestión con la amplitud, profundidad y rigor con que lo hace Federico Gallegos Vázquez en el presente libro.