El generalizado olvido de los artistas y de sus respectivas obras escultóricas queda, en parte, reducido gracias al estudio e investigación expuestos en este volumen. La mayoría de los escultores reseñados se formaron en Madrid, y en dicha urbe establecieron y afincaron sus respectivos talleres artísticos.

Algunos de ellos lograron la entidad de académicos; otros, no sobre pasaron la categoría de avezados tallistas e imagineros, e incluso llegaron a ser tildados de santeros, falleros y demás despectivos vocablos. Mas, todos ellos supieron encarnar, con la mayor dignidad, el legado patrimonial que podemos admirar en nuestros templos, capillas, plazas y arterias de nuestros pueblos y ciudades. Conviene destacar en la actualidad, el agudizado declive de los oficios vinculados con la tradicional escultura figurativa, en la que se encuadra la imaginería religiosa y procesional.

Sus directos protagonistas fueron retratados, por lo general, en pleno trabajo, o apartados de sus respectivos estudios para mantener animada y prolongada charla, al objeto de difundir y clarificar su densa biografía y su dilatada trayectoria escultórica.

Resulta objeto del colectivo interés destacar, a modo de sintética relación, las principales imágenes religiosas, junto a los denominados pasos de misterio, resueltos por muchos de los citados imagineros y escultores, en ocasiones con escasez de medios técnicos y en difíciles circunstancias personales. Vayan estas líneas dedicadas a los escultores e imagineros aquí consignados, ya que algunos adquirieron gloria más allá de su estancia terrena, a la espera de ser reconocidos por su meritorio quehacer, adscrito al ámbito y entorno de la imaginería y la escultura procesional.