La Rábita de las dunas de Guardamar se descubrió en 1984 y las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo hasta el año 1992, bajo la dirección de Rafael Azuar, dejaron al descubierto las dos terceras partes de un singular ribat islámico construido sobre las ruinas de un excepcional asentamiento fortificado pre-ibérico de los siglos VII-VI a.C. El resultado de las excavaciones, que se recogen en el libro, documenta parte de un gran complejo religioso de carácter cenobítico sin parangón en el mundo islámico, en cuanto se refiere a su tipología arquitectónica y cronología. El ribat está compuesto por tres cuerpos de edificación en paralelo, organizados funcionalmente alrededor de su área sacra, formada por cuatro mezquitas conmemorativas, una de las cuales portaba una lápida fundacional del año 944, enfrentadas a la gran mezquita de la comunidad, construida sobre el muro de la qibla de una antigua musallá. Al centro cúltico se accedía por un área de acogida, conformada por la alternancia de cuatro estancias para peregrinos y dos celdas oratorios con mihrab. Los hallazgos cerámicos confirman la cronología califal de la rábita, que estuvo en funcionamiento desde el año 944 hasta los primeros años del siglo XI, cuando fue abandonada, y que oculta un primitivo ribat de fines del siglo IX y principios del siglo X. La continuación de las excavaciones entre 1996 y 1999 en colaboración con especialistas de la Casa de Velázquez y de la Universidad de Alicante ha permitido documentar los niveles protohistóricos del yacimiento que constituyen el volumen II de Fouilles de la Rábita de Guardamar.