Palencia es, por tradición, una provincia conservadora, cuyas tierras están repartidas entre dos familias: Azcoitia y Calderón. Así describe Alfonso Camín el terreno que pisa en su "España a hierro y fuego" (1938), una crónica recuperada para este libro, "El cacique de Grijota abarza el fascismo", que había permanecido semi oculta y que ahora sirve de apoyo para recolocar y volver a enfocar la imagen e ideología de Abilio Calderón Rojo (1890-1939), por la senda política, pasada la República, camino de las vísperas de "la hora victoriosa".

El "diputado permanente" había recorrido tod el primer tercio del siglo XX favorecido por las finanzas, la industria y la propiedad agraria, bendecido por la Iglesia y la benevolencia de los mandos militares, dentro de un cacicazgo indeleble. Pero la irrupción republicana amenazará directamente su supervivencia y los protagonistas destronados darán un paso al frente para recuperar una vida de césares con todas sus consecuencias y contradicciones, reivindicando ahora un nacionalismo retórico dentro de una coreografía fascista, patrocinada por la jerarquía eclesiástica, con un nuevo estilo ardiente y combativo. Tras la cortina, estaba la guerra civil.