Este trabajo intenta contribuir a la historia de las transformaciones que profundizaron la cultura democrática nacional. Cuestionando el paradigma tradicional de la jerárquica preeminencia de las artes liberales sobre las artes mecánicas, del clérigo sobre el trabajador, considera que la educación técnica constituye la última y más moderna ?capa geológica? de la enseñanza, ya que, lejos de estar limitada a una clase o a serviles fines utilitarios, parte conceptualmente de la idea originaria del humanismo: la de formar un hombre integral capaz de construir su mundo. Ello implica instituir una sociedad cuyo igualitarismo no se limita a la limitada noción jurídica del ciudadano, sino que se extiende en el reconocimiento de un hombre creativo y productor, el del trabajador. Estos conceptos habilitan para iluminar un caso histórico: cómo las ?progresistas? ideas del establishment político e intelectual desbarataron el intento de introducir en todo el sistema educativo los principios de una educación práctica, impulsados por una vanguardia normalista en el proyecto de Osvaldo Magnasco. Aunque fracasado y, paradójicamente, situado en el orden conservador, constituye el primer antecedente conceptual del cambio educativo y cultural que se introduciría con el peronismo.