La circunstancia de que en español el género biográfico y de memorias sea tan pobre distingue automáticamente a aquella edición que rescata un manuscrito de esta naturaleza. Si el autor, dentro del escenario, reúne además las dotes necesarias de observación y sensibilidad para captar los detalles y su conjunto en el campo de batalla y trasladarnos a la Guerra de la Independencia, como es el caso, el libro lleva al lector de la curiosidad al interés. Un joven castellano, teniente del Regimiento de Infantería de Línea 1º Cántabro, nos irá describiendo día a día las marchas interminables, los ranchos, las vigilias, la falta de uniformes, el sol abrasador, las lluvias y el frío que de 1813 a 1814 compartió con el resto de los oficiales y la tropa de campamento en campamento, de trinchera en trinchera, entre fuegos y frente a frente al enemigo. Matías de Lamadrid Manrique de la Vega (Bárcena de Campos, 1792-Potes, 1870), ayuda de campo del malogrado general Porlier, veterano de la Guerra de la Independencia, abandonará las armas para dedicarse a la ingeniería forestal en tierras lebaniegas, donde refundará y dirigirá la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la Liébana.