La teoría del derecho más difundida ha desarrollado una indiferencia desconcertante por los significados normativos. El hábito es pensar el derecho como una ciencia descriptiva de normas, en el ámbito de la cual no hay espacio para el tratamiento de problemas sustantivos como los de la moralidad pública, la democratización del gobierno, el control de las dictaduras, la afirmación de la justicia, la distribución del bienestar o la defensa ecológica del planeta.
Esto puede verse como un resultado inevitable del exacerbado formalismo de la idea positivista del derecho y de otras tradiciones descriptivistas, que han afirmado la tradición de pensar el derecho separado de la moral, de la política y de otros componentes valorativos declarados ajenos a la definición de derecho y al concepto de validez jurídica. Este libro reúne algunos argumentos contra esa propensión. En él se exploran posibles vías para reconstruir los vínculos entre derecho, moralidad y sociedad, intentando avanzar hacia una teoría del derecho más apta para abordar las profundas divergencias que conmueven a las sociedades actuales.