Si reflexionar sobre los derechos, las naciones, los estados y las fronteras ya era urgente en 2019, tras la llegada y las consecuencias de la pandemia mundial su importancia, actualidad y la necesidad es si cabe mayor.

Esta aceleración de la crisis sistémica, que desde 2008 venía en contra de la profundización democrática, acelera la restricción de derechos políticos y civiles; en contra de la idea de la desaparición paulatina del Estado, refuerza su presencia, sus funciones y su papel protector y represivo; contra las posibilidades de autodeterminación de las naciones son estado, se refuerzan las posiciones centralizadoras tanto de los estados como de las instituciones internacionales; y contra la apertura de fronteras y la libertad de movimientos, se cierran y se multiplican aquellas y aumentan notablemente las restricciones de movilidad para las personas, no así para los flujos de capitales.

Todo ello influye de manera dinámica y dialéctica en procesos y en crisis sociales concretas y transversales relacionadas con la alimentación, la energía, los cuidados, etc. Esta pandemia está poniendo en evidencia de una manera muy clara el límite que está alcanzando el sistema capitalista y su idea moderna del desarrollo ilimitado. Por todo ello, las aportaciones que se presentan en este volumen tienen quizás más importancia hoy que ayer.