Los europeos no podemos negar que hemos mirado hacia América Latina, en demasiadas ocasiones, desde cierta pretendida superioridad moral y política. De dónde viene esta superioridad, dada la sangrieta y tumultuosa historia de Europa hasta hace bien poco, es difícil de dilucidar. En todo caso y aunque todavía se observen ciertos restos de soberia, creo que la relación se ha hecho más justa y más fraterna en las últimas décadas, y cuando observamos la tierra al otro lado del Atlántico, vemos sociedades vibrantes, llenas de energía, que, con todas las dificultades que se quiera, están afianzando procesos democratizadores iniciados hace ya varias décadas. Hay reveses, por supuesto, algunos muy preocupantes. Pero incluso cuando la tiranía vuelve a levantar la cabeza se encuentra con la oposición decidida de una mayoría y con el reproche de la mayoría de países del entorno. Hay motivos para un prudente optimismo y existe la obligación de que desde Europa colaboremos, con lealtad y sin paternalismo, con los esfuerzos de quienes defienden el modelo liberal de democracia, siempre vinculado a los derechos humanos. Los tiempo han cambiado, y para aproximarse a la realidad política latinoamericana, a sus precedentes y a sus perspectivas, nada mejor que esta obra coordinada por el profesor Tomás Pérez.