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Constitución, prensa y revolución

Constitución, prensa y revolución
los movimientos liberales de 1820 (Nápoles, Oporto y Turín) y sus reflejos en los periódicos españoles

  • ISBN: 9788416324781
  • Editorial: Ratio Legis
  • Lugar de la edición: Salamanca. España
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 24 cm
  • Nº Pág.: 141
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
26,00 €
Sin Stock. Disponible en 7/10 días.

Resumen

Comencé en una mañana bien temprano sentado en las cornisas de los contrafuertes de Montalbano Elicona, mirando solitario a las Islas Eólicas. Allí, cerca del Palazzo Todaro, contaba en los nudos de los dedos las posibilidades para una investigación que conectase con lo que yo venía realizando en Salamanca. Sabía que no debía alejarme del constitucionalismo gaditano, puesto que me remitiría a Brasil; tampoco distanciarme de la temática de la confesionalidad del Estado que me ayudaría a descifrar los matices de la ciudadanía enmarcada en la Constitución imperial brasileña de 1824. Así que en el Caffe Ristorante Salotto Felini, junto al campanario del Duomo di Messina, en la sugestiva Via Cristoforo Colombo, en un junio caluroso, el profesor Carlos Petit me sugirió que mirase a los periódicos españoles y buscase en ellos los reflejos de las revoluciones de Nápoles, Turín y Oporto. Esta última revolución seria el anillo de la cadena que ataría mis investigaciones anteriores. Luego me di cuenta que había un moto perpetuo que sostenía al gobierno liberal español. El movimiento de flujo y reflujo que existía en la circulación de las noticias y modelos revolucionarios, como también constitucional, haría con que el motor que giraba en España con tal combustible no se apagase en fuego muerto. Al menos durante el eterno trienio liberal que las botas de los Cien Mil Hijos de San Luis vendría a colocar término. Es bien posible que el trienio alcanzase un término más largo caso Francia no hubiese decidido intervenir y frenar la roda de la fortuna revolucionaria. El moto perpetuo funcionaba de la siguiente manera: mientras la Constitución de Cádiz y el modelo de pronunciamiento para implantar el régimen liberal eran utilizados como fuerza libertaria de la dominación extranjera y alejamiento del absolutismo monárquico, además de la discusión y glosa de la Constitución gaditana en el algunos países, éstos mismos hechos eran noticiados en España por la gran profusión de periódicos liberales haciendo con que si percibiese como un modelo victorioso y fuerte. Y cuanto más duraba el gobierno liberal en España, más pasaba un mensaje a otros países que este era un modelo a ser adoptado. Era ese el flujo y reflujo de informaciones como olas en las orillas del Canal de Messina, en las escaleras de Caronte, tomando un Gelato all`Arancia e Melone; ahí tuve la idea para diseñar éste moto perpetuo en este proceso revolucionario mientras analizaba los periódicos del trienio liberal español.
Las clases que tuvimos en el Castello de Federico II de Aragón, en el Quartiere Silva –con un blasón distinto de los Silva portugueses, que tenían como elemento un león rampante, mientras el siciliano tenía una águila bicéfala –, aportaban grande contribuciones de profesores de todos los cuadrantes de Italia y España. Los paseos por alrededor también nos aportaba cultura y conocimiento, como una visita que hicimos a Tindari para ver a la Madona Nera y las milagrosas lagunas con las que salvara a una nena de una caída al vacía. Eso me hizo pensar en el volumen de noticias que yo manejaría con la gran profusión de periódicos liberales y esperaba que las lagunas me salvase caso yo cayese en el vacío de las investigaciones.
La primera visión que tuve de Messina fue la de un coloso que guardaba al molle, tal cual en la antigua isla de Rhode, que padecía del mismo modo de unos temblores petrificantes que arrasaron al centro urbano algunas veces y para protección la Madona della Lettera estaba justo allí como garante de la seguridad de aquél antiguo puerto donde había pasado tantas civilizaciones. Me inquietaba estar en un sitio en donde un temblor podría cambiar todos los planes. Es verdad que con el tiempo nos acostumbramos a todo, y eso ya no me pasaba por la cabeza.
A la Università degli Studi di Messina acudió profesores de toda Italia y de todos los cuadrantes de España, en donde las clases eran dadas con maestría, y nos ponía en contacto con las investigaciones más novedosas en materia política y jurídica. En la Facoltà di Scienze Politiche, en el Dipartimento di Storia e Comparazione degli Ordinamenti Giuridici e Politici era un templo griego, como el de la Concordia, que está en Agrigento, en la reunión de pensadores.
Confieso que tomar un gelato por las tarde, antes de la posta del sol en el molle de Caronte, me dejaba una alegría en el cuerpo indescriptible, pero no solamente eso, la visión del Estrecho de Messina a cada atardecer era un aliento para seguir con los estudios.
Tuve la gran suerte, en todo este proceso, de conocer a personas increíbles de todas partes del mundo. Una de ellas era mi gran amiga y colega Jenny Barra de Chile, con sus consejos jurídicos, otra fue Lucia Barbera, persona magnifica que dio sentido para mis investigaciones históricas con consejos e incentivos. Daria Sofonova de Rúsia, que aportaba con su serenidad y temperancia una alegría que amainaba las tempestades académicas. Grandes amigas Francesca Minasale y Francesca Frisone, nos reíamos por nada y de nada. También dedico a mi gran amigo Erasmus Silletti unas palabras por haberme incentivado mucho en mis investigaciones, también por haberme llevado a Paternó, cerca de Catania, a ver las festividades de Santa Bárbara, distintos a los que estaba acostumbrado en Bahía con el sincretismo religioso. Las conversas muy ilustrativas que tuve con Rosa Alibrandi, fueron de gran ayuda en mi estancia en la universidad en Messina.
Así, en un retorno transcendental a España, “invisible” en un mercedes desde Montalbano hasta Messina, de autobús hasta Catania, de aéreo hasta Venecia, de tren hasta Paris, de aéreo hasta Madrid, de tren hasta Salamanca donde he empezado a escribir el trabajo que hora presento.
J.P. SILVA

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