Un joven visita en la campiña de Drôme a su padre, a quien no ve desde hace mucho tiempo. A pocos kilómetros de su destino, su coche se avería y apenas le queda tiempo para llegar a Le Claps, un pueblo rural donde un veraneante se ofrece a dejarlo. Al entrar en una estrecha carretera de montaña, pronto se encuentran atrapados por un deslizamiento de tierra junto con los pasajeros de un autobús. Todos optan por caminar hasta el pueblo más cercano. Al llegar a un cruce, son ayudados por dos hombres silenciosos y armados (¿cazadores?) en una camioneta, quienes les ofrecen que pasen la noche en su casa, lo que desencadena un trepidante thriller.

En Clapas la tensión va creciendo desde la primera página sin decaer en ningún momento, lo que hace imposible cerrar el libro hasta llegar al final. Los paisajes ocres, rocosos, con deslizamientos y caminos serpenteantes suman al suspenso de la historia. Clapas significa en occitano “un montón de piedras”, las rocas que cambiarán el destino de varias personas en una intensa pesadilla rural convertida en cómic.