El sistema político español está atravesando un periodo de turbulencias caracterizado por la emergencia de una serie de cambios a todos los niveles, pero que resulta especialmente manifiesta en los ámbitos del sistema de partidos políticos y el modelo de competición electoral. En un periodo de cuatro años, el que va del 2012 al 2016, España ha pasado de un modelo bipartidista a uno tetrapartidista, donde coexisten cuatro fuerzas políticas de escala nacional capaces de influir en la conformación del gobierno y sus actuaciones.
La rapidez con que se han producido estos cambios, la diversidad de sus efectos y el profundo impacto que están generando a nivel económico, social y político plantea un reto importante a los modelos de análisis de los que se dispone en la actualidad. Situación que invita a la adopción de nuevos modelos de análisis que sean más integrales, que comprendan la dinámica de evolución de los diferentes procesos implicados en el cambio y que tengan en cuenta la incertidumbre asociada a cualquier proceso de este tipo.