En el Breve preliminar que abre este volumen nos indican los redactores sus propósitos: “Hemos querido rescatar de un olvido amenazador a una actriz, Herminia Peñaranda, que, con toda justicia, nos parece debe ocupar un espacio en la historia del teatro español de la primera mitad del siglo XX. Alentada en sus inicios por su dramaturgo y novelista predilecto, Don Benito Pérez Galdós, Herminia Peñaranda, tras acabar brillantemente sus estudios en el Conservatorio de Madrid, formará parte de los mejores elencos madrileños. Su matrimonio con Jacinto Grau propició sus relaciones con los artistas y escritores españoles del momento, al tiempo que le ocasionó algunas desavenencias. Durante la República, la vemos del lado de los grupos entusiastas que trabajaron por la consolidación de las ideas progresistas, particularmente en todo cuanto tenía que ver con la defensa de los derechos de la mujer. Ejerce durante estos años como profesora de Declamación en el Conservatorio de Madrid al tiempo que toma parte en todas las experiencias teatrales, promovidas por los Baroja, Valle-Inclán, Rivas Cherif, etc., que apuestan por una renovación del teatro español. Tras la derrota del ejército republicano en 1939, se ve obligada a permanecer en el exilio, en Buenos Aires, en donde reside con su marido durante una veintena de años”.