Disciplina hasta hace unos años considerada poco menos que una cuestión folclórica y tradicionalmente reservada para el erudito local, la Toponimia ha ido, sin embargo, ganando prestigio científico y un considerable número de cultivadores en los últimos tiempos. La atención, cada vez mayor, otorgada a los nombres propios —cuyo estudio estaba casi prohibido por algunas escuelas lingüísticas— y la particular potencialidad del topónimo para hacernos bucear en el más remoto pasado de las lenguas, de las que con frecuencia queda como único testigo vivo y sonoro, han despertado la atención de los estudiosos interesados en los complejos procesos de los orígenes de las lenguas.

En este libro se abordan los principales aspectos metodológicos de la Toponimia con especial incidencia en la capacidad reconstructiva de los topónimos. Y todo ello en un tono accesible y con abundante ejemplificación, como da cuenta el espeso índice de más de 2.600 topónimos referidos o comentados.