Este libro presenta una muestra amplia y sabrosa de la cocina española clásica, una cocina ante todo honesta y sincera. Junto a platos muy conocidos, como el cocido madrileño o la gallina en pepitoria, figuran otros que no lo son tanto y que proceden de la tradición familiar de la autora, como por ejemplo el besugo con bacalao, el pollo de Aranda o la ternera guisada.
En unos momentos en los que se están corrigiendo ya los excesos de la llamada nueva cocina, para restablecer la línea que enlaza con la tradición, y cuando los científicos reconocen por fin las virtudes dietéticas de gran parte de la alimentación clásica española (lamentándose por ejemplo de la práctica desaparición del primer plato de legumbres), nada más oportuno que reencontrarnos en este libro con unos modos de cocinar que están anclados en nuestra memoria colectiva y que las nuevas generaciones suelen añorar con frecuencia.
Dentro de la extensa producción de libros de cocina que están apareciendo en el mercado español desde hace unos años, este libro ocupa un lugar singular por su valor de expresión directa, sin artificios ni experimentaciones, de lo mejor que tiene nuestra tradición gastronómica. Además, la explicación de las recetas es clara y sencilla, lo cual, unido a la ausencia de ingredientes raros,
permite realizarlas si dificultad.
Bellamente editado, el recetario (179 platos dulces y salados) está acompañado de un gran número de grabados antiguos sobre cocina, y salpicado de jugosas citas literarias y gastronómicas que aderezan las recetas con humor y sabor.