El libro comienza con la biografía de San Rafael, custodio de Córdoba. Y continúa con lo que nos cuenta Silio Itálico, escritor del siglo I d.C., en su obra 'Púnicas', en la que nombra a Arauricus y Phorcys como caudillos del poblado de Corduba, convirtiéndolos en los primeros cordobeses de nombre conocido. Con la llegada de la civilización romana a la Península Ibérica, Córdoba llega a ostentar el título de Colonia Patricia, siendo la única ciudad de Hispania que ostenta dicho cognomen.

Córdoba en el pasado obtuvo por tres veces la capitalidad: la primera a.C., de la Hispania Ulterior, por más de siglo y medio; la segunda, de la Bética, durante cerca de tres siglos; y posteriormente de al-Andalus, durante más de cuatro centurias.

Sólo siete ciudades del mundo han sido califales a lo largo de la historia de la humanidad siendo Córdoba una de ellas, en un tiempo en el que era además la mayor y más desarrollada ciudad de Occidente.

Desde su nacimiento, Córdoba ha ido construyéndose gracias a las aportaciones de las personas que han vivido aquí en cada época. Si Córdoba ha brillado en el mundo y en la historia ha sido porque a lo largo del tiempo nuestras gentes también brillaron en consonancia, independientemente del modelo de sociedad y cultura dominantes en cada momento.