Logotipo librería Marcial Pons
La revuelta de los cosacos: Ucrania entre Polonia y Rusia

La revuelta de los cosacos: Ucrania entre Polonia y Rusia
(Revista Desperta Ferro. Moderna, Nº 66, año 2023)

  • ISBN: 101102778
  • Editorial: Desperta Ferro Ediciones
  • Lugar de la edición: Madrid. España
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 28 cm
  • Nº Pág.: 65
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
7,50 €
Stock en librería. Envío en 24/48 horas

Resumen

Aunque poco conocida, la rebelión cosaca liderada en 1648 por Bohdán Jmelnitski constituye un hito en la historia de Europa oriental, especialmente en Ucrania, donde se asentaba la llamada Hueste de Zaporiyia, una sociedad militar de cosacos al servicio de la Mancomunidad Polaco-Lituana que se dedicaba fundamentalmente a las incursiones por tierra y mar contra el kanato de Crimea y el Imperio otomano –del que aquel era vasallo–. Hábiles combatientes y autoproclamados defensores de la “nación rutena” y de la fe cristiana ortodoxa frente a los abusos y los intentos de “polonización” de la nobleza, los cada vez más numerosos cosacos se convirtieron en el siglo XVII en un problema candente para el Estado polaco-lituano, de compleja estructura interna. Tras una década de “paz dorada” precedida de varias revueltas rápidamente derrotadas, en 1648, bajo el brillante liderazgo político y militar del hetman Jmelnitski, los cosacos, apoyados por aliados tártaros dirigidos por el propio kan, se alzaron con victorias espectaculares sobre el ejército de la Corona polaca e iniciaron la creación de un Estado cosaco centrado en Ucrania. Aunque el proyecto fracasó, las consecuencias de la revuelta fueron profundas: tras seis agotadores años de guerra contra polacos y lituanos, Jmelnitski puso el hetmanato bajo la soberanía de Moscú. La devastadora contienda culminó con una Ucrania arrasada y dividida entre polacos y rusos, al tiempo que puso fin a la hegemonía de la Mancomunidad en la región. De todo ello da cuenta este número, que nos adentra en el fascinante mundo de los cosacos de Zaporiyia y los inhóspitos Campos Salvajes regados por el Dniéper, donde se decidió, en espectaculares batallas y asedios entre húsares alados, ceñudos cosacos y jinetes tártaros, la suerte de Europa oriental.

Ucrania, los cosacos y la Mancomunidad Polaco-Lituana por Natalya Starchenko (Natsional’na akademiya nauk Ukrayiny)
La guerra emprendida por los cosacos dirigidos por Bohdán Jmelnitski estalló en la primavera de 1648 y no solo sacudió la Mancomunidad Polaco-Lituana, sino que provocó cambios significativos en la geopolítica regional y tuvo hondas repercusiones en el devenir histórico. Sus causas siguen siendo un misterio hasta el día de hoy y su interpretación oscila desde el “levantamiento de la turba” hasta una lucha de liberación nacional ucraniana contra sus opresores. El levantamiento armado comenzó como un intento de los cosacos de ampliar el poder de su corporación dentro de la Mancomunidad. Al mismo tiempo, sin embargo, la guerra tuvo claros rasgos nacionales.
Fuego en la estepa. El inicio de la revuelta por Ivan Gavryliuk (Uniwersytet Warszawski)
En la primavera de 1648, después de diez años de una aparente “paz dorada”, estalló en Ucrania un nuevo gran levantamiento cosaco, el octavo, al que, al principio, no se lo trató con demasiada seriedad, pero que con el tiempo cambió el destino de la Mancomunidad Polaco-Lituana y de todas las naciones que la habitaban. Jmelnitski resultó ser un comandante sobresaliente: ese mayo derrotó en las batallas de Zhovti Vodi y Korsún al ejército polaco de campaña, después de lo cual los cosacos ocuparon Kiev sin combatir.

La hueste cosaca. Organización y tácticas de combate por Taras Kovalets (Chernivetskyi Nacionalnyi Universytet imeni Yuriya Fedkovycha)
La Hueste de Zaporiyia surgió como organización militar de pleno derecho en la segunda mitad del siglo XVI y se convirtió rápidamente en una asociación de soldados profesionales unidos por una identidad corporativa. En numerosos conflictos armados, como las incesantes hostilidades contra los tártaros de Crimea en las fronteras del sureste de la Mancomunidad Polaco-Lituana, las campañas en Moscovia durante los el Periodo Tumultuoso de principios del siglo XVII y la Guerra Polaco-Turca de 1621, los zapórogos adquirieron una vasta experiencia de combate, así como una gran afluencia de nuevos integrantes, y desarrollaron tradiciones militares, regulaciones y tácticas de combate bien definidas, algunas de las cuales eran únicas.

El cenit cosaco. De las primeras victorias al Tratado de Zboriv por Piotr Kroll (Uniwersytet Warszawski)
La victoria de Korsún despejó el camino para que Bohdán Jmelnitski se adentrara en Ucrania. La única fuerza de la Mancomunidad en la región era entonces el ejército privado del príncipe Jeremi Wisniowiecki. La Mancomunidad se hallaba en una difícil situación: el ejército había sido destruido, los atamanes estaban cautivos, el rey Ladislao IV había muerto el 20 de mayo y el interregno paralizó los preparativos para la represión de la rebelión. En julio, Jmelnitski prosiguió su ofensiva hacia el oeste en Volinia y Podolia. Tras la derrota polaca en Piliavtsi y el avance de cosaco hacia Lviv y Zamosc, todas las fuerzas confluirían en el verano de 1649 sobre la fortaleza de Zbarazh.

El ejército de la Mancomunidad, martillo de cosacos por Michal Paradowski
Tras la Unión de Lublin (1569), por la que el reino de Polonia y el gran ducado de Lituania formaron una unión dinástica y pasaron a ser regidas por un monarca electo, se decidió que tanto la Corona (Polonia) como Lituania tendrían fuerzas militares separadas, gobernadas con independencia la una de la otra. Cada Ejército tendría dos atamanes y una estructura militar ligeramente distinta. Al estudiar las guerras polacas y lituanas del siglo XVII, hay que tener en cuenta la compleja estructura de sus fuerzas militares, que constaban de múltiples elementos: tropas dirigidas, reclutadas y sufragadas por el rey, por las autoridades centrales y locales, e incluso por ricos magnates.

La gran ofensiva de la Mancomunidad. La campaña de 1651 por Ivan Gavryliuk (Uniwersytet Warszawski)
El levantamiento de Bohdán Jmelnitski supuso un punto de inflexión en la historia de la Mancomunidad Polaco-Lituana. Los primeros años de la rebelión se caracterizaron por éxitos cosacos-tártaros significativos a la par que inesperados, incluso para los vencedores. Los inicios de 1651 estuvieron protagonizados por una fallida campaña en Podolia del atamán de campo de la Corona polaca, Marcin Kalinowski. En esta situación, la tarea de poner fin a la campaña en Ucrania y a la guerra, que duraba ya cuatro años, se pospuso al verano-otoño de 1651, cuando ambos ejércitos se enfrentaron en los campos próximos a Berestechko y, más tarde, en Bila Tserkva.

La persecución de los judíos durante el alzamiento por Adam Teller (Brown University)
Durante siglos, el levantamiento de Jmelnitski permaneció grabado en la memoria colectiva judía como una de las peores tragedias acaecidas a este pueblo a lo largo de su prolija historia. Había buenas razones para ello: decenas de comunidades hebreas ucranianas fueron atacadas y destruidas, y muchos miles de judíos, asesinados. Conocido como Gzeires Tach Vetat –“los malignos decretos de 9 del año 5408”, fecha de las masacres según el calendario judío–, era percibido como el paradigma de la violencia antisemita, en tanto que su líder, Bohdán Jmelnitski, sigue siendo considerado a día de hoy uno de los peores asesinos en masa que jamás haya atacado a este pueblo.

La irrupción rusa y la división de Ucrania por Konrad Bobiatynski (Uniwersytet Warszawski)
La victoria del ejército polaco sobre las tropas cosaco-tártaras en la batalla de Berestechko no puso fin al levantamiento de Jmelnitski. El 28 de septiembre de 1651 se concluyó un nuevo acuerdo en Bila Tserkva que restringió el alcance de las libertades de los cosacos, pero que no significó en absoluto su rendición. En realidad, el acuerdo nunca entró en vigor. Ya en 1652, Jmelnitski vengó duramente su derrota. Los días 1 y 2 de junio, cerca de Batih, aplastó al grueso de las fuerzas polacas, compuesto por unos diez mil soldados. A principios de 1654, tras una indecisa campaña en Moldavia, el hetman firmó en Pereyáslav una alianza con el zar Alejo I. Poco después, los ejércitos de Moscú invadían la Mancomunidad. La devastadora guerra se prolongó hasta 1667, cuando el armisticio de Andrúsovo selló la división de Ucrania entre Polonia y Moscú.

Directores Alberto Pérez Rubio, Carlos de la Rocha, Javier Gómez Valero.

Resumen

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y facilitar la navegación. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.

aceptar más información