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Iberia griega

Iberia griega
(Revista Desperta Ferro. Arqueología e Historia, Nº 51, año 2023)

  • ISBN: 101102777
  • Editorial: Desperta Ferro Ediciones
  • Lugar de la edición: Madrid. España
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 28 cm
  • Nº Pág.: 65
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
7,50 €
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Resumen

La presencia permanente de colonos griegos en el occidente mediterráneo conllevó un largo periodo de dinamismo que en cierta medida agitaría el panorama político y cultural de las distintas poblaciones que conformaban tan vasto y variado territorio. Como buenos amantes del mar, los griegos que frecuentaron la península ibérica o se establecieron allí en comunidades estables tenían su particular agenda comercial –en parte precedida y favorecida por el flujo fenicio y nurágico–, y a través de ella se fomentaron ciertos aspectos de la materialidad –las casi omnipresentes cerámicas áticas, o la escultura ibérica, por poner solo algunos ejemplos– a la vez que otros aspectos culturales menos tangibles de las poblaciones locales del litoral peninsular mediterráneo. Desde aquellos lejanos contactos con el mito en los trabajos de Heracles o las generosas donaciones del legendario rey tartésico Argantonio hasta las más palpables evidencias arqueológicas, sobre todo plasmadas en las colonias de Emporion y Rhode –las únicas que conocemos arqueológicamente–, el mundo griego peninsular hizo gala de un helenismo híbrido, siempre en sintonía con las necesidades autóctonas, aun sin dejar de lado con ello su propia identidad, que señala un estrecho vínculo con el resto del mundo helénico. Con el tiempo, Roma aprovecharía sus contactos con la poderosa e influyente Massalia –otra ciudad griega con fuertes intereses comerciales en la región del nordeste– para llamar a la puerta de Iberia. Lejos pues de las elucubraciones helénicas sobre los relatos homéricos que llevaban los viajes de Odiseo más allá de las columnas de Heracles, nos quedaremos pues a este lado del occidente mediterráneo y respondiendo por si acaso a la materialidad de la ciencia arqueológica, no sea que alguien nos acusara de locos…

Nuevos horizontes. La colonización griega en el Mediterráneo occidental por Xavier Aquilué (MAC/Iberia Graeca)
Entre mediados del siglo XIII y el XII a. C. se produjo el colapso de algunas de las civilizaciones del Mediterráneo oriental de la época del Bronce final, entre ellas la micénica, la minoica o la hitita. Con este colapso, cuya causa tradicionalmente se ha atribuido a las invasiones de los denominados “pueblos del mar” y que hoy se tiende a pensar que fue un fenómeno más complejo donde intervinieron otros factores que lo hicieron posible, se inicia para Grecia una nueva etapa histórica denominada la Edad Oscura (Greek Dark Ages). Se trata de un largo periodo, que finaliza en el siglo VIII a. C. dando paso a la época arcaica griega, extremadamente importante para entender las características de las diferentes ciudades-Estado helenas que se conforman en este momento.

Érase una vez. Dioses y héroes griegos en el extremo occidental del Mediterráneo por Margarita Moreno Conde (MAN)
En el mito, la península ibérica se convierte en lugar por el que transitaron héroes y dioses. Heracles habría fijado incluso el límite mítico del espacio conocido, de la oikoumene, al levantar las célebres columnas que llevan su nombre donde, más allá, como decía el poeta Píndaro, “es inaccesible el camino para sabios e ignorantes” (Olímpicas III.44-45). Las huellas materiales de la presencia griega son, sin embargo, más escasas de lo que las fuentes literarias parecen sugerir y la arqueología confirmar. Un objeto singular y viajero, el vaso figurado, nacido en los alfares áticos, va a convertirse en el mejor transmisor del imaginario griego en estos confines occidentales, y se adentrará en los territorios iberos.

La primera presencia griega en el sur peninsular por Eduardo García Alfonso (Museo de Málaga)
El desarrollo de la primera arqueología científica española a finales del siglo XIX e inicios del XX puso de manifiesto la importancia del comercio de objetos griegos en algunos lugares del sur de la península ibérica, casos de Villaricos (Almería), Galera (Granada) o Toya (Jaén). Todos ellos estaban vinculados al mundo ibérico y ofrecían una fecha de los siglos V y IV a. C. Sin embargo, hasta la década de 1970 apenas se conocía material griego arcaico en Iberia, y se atribuía su llegada al comercio fenicio, cuya presencia desde el siglo VIII a. C. empezaba a ser conocida. A partir de 1980 esta situación cambió gracias a las excavaciones realizadas en Huelva y en Málaga, que aportaron un nutrido conjunto de cerámicas griegas, fundamentalmente de los siglos VII y VI a. C. Actualmente contamos con materiales que se remontan con seguridad a mediados del siglo IX a. C. y podemos hablar con fundamento de la presencia de pequeños grupos de griegos en algunos lugares del litoral meridional durante la época arcaica. La historia de estas comunidades apenas se está empezando a vislumbrar, pero todo indica que su conexión con las oligarquías fenicias de la región era absoluta y no existió nunca nada parecido a una colonización griega en el sur de Iberia.

Aprendiendo de los griegos. El impacto en las sociedades autóctonas por Adolfo J. Domínquez Monedero (UAM)
Como suele ser habitual en todos los procesos de colonización o de traslado de poblaciones en la Antigüedad, la interacción con las poblaciones locales es siempre una constante, independientemente de la forma que asuma. En el caso de los griegos, solemos disponer, además, de informaciones transmitidas por la tradición literaria que, aunque adoptan una perspectiva helenocéntrica, no dejan de ser un testimonio de gran importancia frente a aquellos casos en los que la ausencia de datos obliga a realizar interpretaciones solo a partir de la arqueología. A veces, se da incluso la paradoja de que se busca interpretar esos contactos solo desde la perspectiva de esas poblaciones locales, que no nos han dejado datos directos, lo que lleva en ocasiones a graves distorsiones de la propia evidencia, generando reconstrucciones históricas problemáticas. Es cierto que, frente a paradigmas antiguos que priorizaban la acción de los colonizadores y convertían a las poblaciones indígenas en meros sujetos pasivos de la acción de aquellos, hoy se prefiere poner el énfasis, casi como si de un péndulo se tratara, en la capacidad de los autóctonos para decidir qué desean tomar y qué no de aquello que los colonizadores pueden ofrecer.

La ciudad griega de Emporion por Marta Santos, Joaquim Tremoleda y Pere Castanyer (MAC Empúries)
El enclave griego de Emporion (Empúries, l’Escala), situado en el extremo nororiental de la península ibérica, al sur de la bahía de Roses, tiene sus orígenes en un primer establecimiento de mercaderes griegos, originarios de la ciudad de Focea, en la antigua Jonia, llegados probablemente hasta estas lejanas costas desde la colonia de Massalia (Marsella), que había sido fundada en los inicios del siglo VI a. C. Junto con los restos, más limitados, de la antigua Rhode (Roses), creada dos siglos más tarde en el extremo opuesto de la misma bahía, los de Emporion representan los principales testimonios arqueológicos de la presencia griega en el límite occidental del Mediterráneo.

La experiencia de la colonización griega en la península ibérica por Elena Duce Pastor (UAM)
En su búsqueda de nuevos lugares para asentarse, los griegos llegaron a las costas de la península ibérica durante el Arcaísmo. Además de encontrar un lugar apto para los recursos que necesitaban, también necesitaron casarse con mujeres locales y pactar con la población local. La experiencia colonizadora, llena de peligros y de miedos hacia el otro, triunfaba solo cuando ambas partes encontraban un equilibrio. Tanto las fuentes clásicas como el registro arqueológico hablan de hibridismo y sociedades mixtas desde la primera generación.

Rhode. La “otra” colonia por David Vivó (UdG)
Rhode es, probablemente, una de las colonias griegas menos conocidas del Mediterráneo occidental. Diversos son los factores que han contribuido a este hecho: su escasa mención en las fuentes, su dinámica histórica posterior y su propia modesta entidad, enmascarada por su mucho más famosa vecina Emporion. La colonia estaba dotada de un excelente puerto, en realidad el mejor del golfo, pero su conexión con el interior, especialmente con el gran eje de comunicación de la vía Heraclea al oeste, era relativamente complicada debido a su entorno de marismas, por lo que hay que considerar al puerto la principal puerta de acceso, no solo hacia el mar si no seguramente también hacia el interior, a través de las vías fluviales.

A la sombra de Massalia. Iberia griega y la puerta de Roma en la península ibérica por Joaquín Ruiz de Arbulo (URV/ICAC)
Más allá de las leyendas míticas recogidas por Estrabón en torno a la presencia en Iberia de evidencias del retorno del propio Odiseo y de otros héroes griegos de la Guerra de Troya, o de la interpretación griega del ciclo del dios Melkart de Tiro en su santuario gaditano como el héroe Heracles, hemos de ver sobre todo a la Artemis efesia y a sus devotos massaliotas como los principales responsables de la creación de sucesivas comunidades cívicas griegas a lo largo de las costas mediterráneas hispanas. Amenazadas por el ejército de los Barca, su petición de ayuda a Roma en el año 226 a. C. resulta fundamental para entender la Segunda Guerra Púnica y con ella la entrada de Roma en la península ibérica.

Dirección de Gustavo García Jiménez.

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