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Gritos de Neón

Gritos de Neón
cómo el drill, el trap y el bashment hicieron que la música sea novedosa otra vez

  • ISBN: 9789874862358
  • Editorial: Caja Negra Editora
  • Lugar de la edición: Buenos Aires. Argentina
  • Colección: Synesthesia
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 21 cm
  • Nº Pág.: 161
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
17,00 €
LIBRO IBEROAMERICANO. Sin Stock. Envío en 7/8 semanas.

Resumen

Gritos de neón es un manifiesto; un grito de guerra para el nuevo futurismo musical que se anuncia ya en géneros como el trap; variantes contemporáneas del dancehall; el drill o el bashment. ¿Se cansaron de leer a los críticos musicales de siempre repetir que la innovación se terminó? Kit Mackintosh representa a una nueva generación dispuesta a percibir en la experimentación del presente los sonidos del mañana. Tomando como punto de partida el uso no convencional del Auto-Tune para explorar cualidades vocales hasta ahora desconocidas; Mackintosh establece una nueva vanguardia sónica integrada por artistas como Playboi Carti; Travis Scott; Future; Young Thug; Migos y Vybz Kartel.Estamos frente a un cambio de paradigma. Antes la innovación surgía del avance de los sintetizadores; los samplers y las cajas de ritmo: todo aquello que excluía los rasgos humanos de un paisaje acústico cada vez más maquínico. Pero el Auto-Tune empujó la voz al frente de la actual revolución sonora y ha hecho de la personalidad de los performers su aspecto primordial. Nuestra humanidad ha sido reincorporada al proceso de composición. Podemos seguir llamando a esta nueva música rap; pero la verdad es que no es un nombre adecuado. La música que se crea hoy implica un quiebre con el pasado; tal como lo fue el hip-hop respecto del funk; el house respecto del disco o el rock del blues. Esta original psicodelia vocal constituye un macrogénero en sí mismo; que ya ha producido una cantidad de subestilos y variaciones cuyo rasgo común es un torbellino de voces posthumanas. Déjense intoxicar por sus fluidos alucinatorios multicolores y sus artificios holográficos. El futuro ya no suena ni frío ni robótico. Escuchen esas entonaciones vulnerables y gelatinosas; deformadas tras una niebla de Xanax y codeína. El porvenir de la música será biotecnológico y alienígena; la banda sonora de nuestra propia mutación.

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