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Barbarroja (IV): El Grupo de Ejércitos Sur

Barbarroja (IV): El Grupo de Ejércitos Sur
(Revista Desperta Ferro. Contemporánea, Nº 71, año 2025)

  • ISBN: 101129713
  • Editorial: Desperta Ferro Ediciones
  • Lugar de la edición: Madrid. España
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 28 cm
  • Nº Pág.: 65
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
7,50 €
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Resumen

Mientras el rodillo Panzer se abalanzaba hacia Smolensko y Leningrado, el Grupo de Ejércitos Sur de la gigantesca Operación Barbarroja trataba de tomar Kiev y hacerse con las riquezas de Ucrania, con el apoyo de los aliados rumanos, húngaros, eslovacos y, en la retaguardia, italianos. Tras romper la resistencia inicial de los ejércitos soviéticos de Kirponos y Tyulenev, las legiones de Von Rundstedt empezaron a adentrarse en las inmensas llanuras de la región, siempre en dirección sudeste, hasta conseguir cercar al Sexto y Decimosegundo ejércitos enemigos junto a la localidad de Uman; y mientras los alemanes eran recibidos como libertadores por los nacionalistas y los antisoviéticos ucranianos –que pronto serían defraudados–, los ejércitos del conducator Ion Antonescu cercaron y atacaron Odessa, cuyo puerto, sobre el mar Negro, sigue siendo crucial a día de hoy. Las operaciones de aquel verano culminaron con el cerco de Kiev, no exento de polémica por el desvío de recursos desde Smolensko, en el centro –básicamente el Grupo Panzer de Guderian–, una operación que permitió la aniquilación de unos setecientos mil combatientes del Ejército Rojo y eliminó el incómodo saliente defensivo que separaba los grupos de ejército Centro y Sur. Sin embargo ¿se perdió con ello la posibilidad de tomar Moscú?

Barbarroja sur. El eje de Kiev por Robert Kirchubel
La ofensiva del Heeresgruppe Süd en Ucrania tuvo dos aspectos clave. En primer lugar, las operaciones en la mitad norte de su frente de ataque desde la penetración de las defensas soviéticas en el oeste de Ucrania hasta la llegada a las puertas de Kiev, donde los alemanes llegaron muy pronto, y tal vez hubieran podido capturar la ciudad con un golpe de mano, pero el Ejército Rojo empezó a acumular tropas sobre la orilla este del río Irpín mientras, desde los pantanos de Prípiat, el 5.º Ejército desgastaba el flanco de la ofensiva. Finalmente, las tropas Panzer pivotaron hacia el sudeste en busca de lo que iba a convertirse en la batalla de Uman. Y en segundo lugar las grandes dudas operacionales y estratégicas de aquel verano en torno a la batalla de Kiev, incluyendo los objetivos principales de Barbarroja y el desmoronamiento del alto mando alemán. ¿Se convirtió la conquista de Kiev en una derrota ante Moscú?

Evacuación. El gran viaje al este de la industria soviética por Ilya Grinberg (Buffalo State University) y Valerii Romanenko (Derzhavni Muzei aviatsi imeni O. K. Antonova)
La doctrina militar soviética de preguerra asumía que un futuro conflicto se desarrollaría “en territorio enemigo”, lo que significaba que tendría lugar en los países del este y el centro de Europa. De acuerdo con estas ideas, el grueso del tejido industrial de defensa estaba ubicado en Ucrania, Bielorrusia y los territorios occidentales de Rusia, siguiendo, aproximadamente, el eje Leningrado-Moscú-Tula-Járkov-Dnipropetrovsk-Zaporozhe. El 80 % de las fábricas militares se hallaban situadas en esta zona, incluyendo el 94 % de las plantas aeronáuticas. Sin embargo, debido al desastroso –casi catastrófico– desarrollo inicial de la guerra para la Unión Soviética, en el verano-otoño de 1941 todas estas empresas se encontraban en las zonas de combate o muy cerca del frente.1 En noviembre, el territorio ocupado por los alemanes había albergado alrededor del 40 % de la población total del país –setenta y nueve millones de personas, aproximadamente–, 31 859 establecimientos industriales y la mayor parte de los recursos naturales e industriales más vitales: el 63 % del carbón, el 68 % del arrabio, el 58 % del acero, el 60 % del aluminio y el 38 % del cereal.

El Kessel de Uman por Michael E. Haskew
Hay historiadores que han llegado a la conclusión de que Adolf Hitler pudo acabar siendo víctima de su propio éxito debido a que los logros alcanzados por la Wehrmacht en las semanas iniciales de Barbarroja resultaron deslumbrantes. Tras enviar tres millones de efectivos, tres mil carros de combate, dos mil quinientos aviones y siete mil quinientas piezas de artillería al ataque contra una desprevenida Unión Soviética en un frente de 2900 km, los alemanes avanzaron con rapidez. En el sur el Generalfeldmarshhall Gerd von Rundstedt empujó a sus tropas hacia la región ucraniana del Dombás, en un rápido avance por territorio soviético caracterizado por la toma de Leópolis, Tarnópol y Vínnitsa, y obteniendo una gran victoria en Brody, en el valle del río Styr, durante la semana del 22 al 30 de junio de 1941. Sin dejar de asegurar el flanco derecho del Heeresgruppe Mitte, las fuerzas alemanas del sur se hicieron con centros industriales y agrícolas de primer orden y, en apenas tres semanas, profundizaron unos 400 km en el país y causaron a su vez bajas ingentes al Ejército Rojo. Pero Kiev se le resistía, y tuvo que pedir ayuda a su vecino del norte.

Esperanza y desilusión. El nacionalismo ucraniano frente a Barbarroja por Grzegorz Skrukwa (Uniwersytet im. Adama Mickiewicza w Poznaniu)
Ya en el año 1920, un grupo de oficiales fundó la Organización Militar Ucraniana (UVO, Ukrainska Viiskova Orhanizatsiia), una entidad clandestina cuyo objetivo era combatir contra cualquier poder que controlara sus territorios. Sin embargo, los intentos por organizar un movimiento clandestino en la parte soviética fracasaron completamente y, en la práctica, la lucha se dirigió principalmente contra Polonia, donde unos cinco millones de ucranianos vivían en las regiones de Volinia y Galitzia oriental. El líder de esta organización fue el coronel Yevguén Konovalets, que había sido comandante del Cuerpo de Fusileros del Sich en el Ejército de la República Popular Ucraniana (1918-1920). En la segunda mitad de la década, la UVO cayó bajo la influencia ideológica del nacionalismo radical ucraniano –también denominado nacionalismo integral–, que cristalizó en 1929 con la formación de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN, Orhanizatsiia ukrainskij natsionalistiv). Entre 1929 y 1931 la UVO quedaría absorbida dentro de esta organización, cuya dirección también la asumió Konovalets.

La bolsa de Kiev por Richard W. Harrison
De los numerosos desastres que sacudieron al Ejército Rojo en la segunda mitad de 1941, la destrucción de la mayor parte del Frente del Sudoeste en los combates en torno a Kiev durante el mes de septiembre es, probablemente, uno de los más conocidos. A pesar de su desventaja cualitativa –que no cuantitativa– el Ejército Rojo se defendió con firmeza, aunque de forma inexperta. Organizó, en apenas unos días, un contraataque a cargo de seis cuerpos mecanizados que se convirtió en la batalla de blindados más numerosa hasta la fecha, y sometió a las tropas alemanas a un constante desgaste desde el interior de los pantanos del Prípiat. Pero a la postre no fue capaz de impedir que sus enemigos embolsaran y destruyeran dos ejércitos casi completos cerca de Uman, ni que cruzaran el Dniéper y, en colaboración con fuerzas acorazadas procedentes del norte, acabaran rodeando la capital de Ucrania y destruyendo un ejército de más de setecientos mil efectivos.

La administración alemana de Ucrania por Pablo Martín Fernández
Ucrania, como la más extensa y generosa en recursos de los territorios soviéticos, ya había estado en el punto de mira del Alto Estado Mayor alemán durante la Primera Guerra Mundial. La expansión por todo el este de Europa y los Balcanes durante la Primera Guerra Mundial, la posterior pugna encubierta en el Báltico contra los soviets y el torbellino de la guerra civil en Ucrania marcaron a las élites alemanas de la posguerra. El propio Hitler, durante su ascenso al poder, mantuvo estrechos contactos con personalidades involucradas en la administración de territorios ocupados al Imperio ruso. Entre estos se encontraban el mariscal Ludendorff –que en sus memorias dejaba caer que “la semilla de la ocupación germana del este de Europa daría sus frutos en el futuro”– y un trío de bálticos de origen alemán: el encargado de prensa del Ober Ost –el mando supremo alemán para el frente del este durante la Gran Guerra–, Max Erwin von Scheubner-Richter; su auxiliar en el Ober Ost y futuro funcionario del Ministerio del Reich para los Territorios Ocupados del Este, Arno Schickedanz, y, finalmente, Alfred Rosenberg, quien ejercería un papel relevante en la ideología nacionalsocialista con respecto al espacio eslavo.

El asedio de Odesa por Grant Harward
El sitio de Odesa fue la operación más importante efectuada de modo independiente por uno de los aliados de Hitler durante la Operación Barbarroja. A diferencia de los finlandeses, que se limitaron a ayudar a rodear Leningrado, los rumanos aislaron, asaltaron y conquistaron una gran ciudad soviética. Sin embargo, estos combates a menudo han pasado inadvertidos a pesar de su importancia a la hora de permitir la continuación del progreso alemán, del coste en vidas sufrido por los rumanos y de que, una vez expulsados los soviéticos, aquellos la convirtieron en escenario de una masacre de judíos. Estas operaciones representan, pues, los peores aspectos de la “guerra santa” de los rumanos contra el “judeo-bolchevismo”. El ataque contra Odesa fue improvisado. El 27 de julio Hitler informó a Antonescu de que sus comandantes “deseaban con urgencia” que el Cuarto Ejército rumano, que acababa de recuperar Besarabia, cruzara el río Dniéster y tomara la ciudad.

Los aliados de Hitler por Grant Harward
“Tuve un ejército que fue una auténtica liga de naciones”, afirmó el Generalfeldmarschall Von Rundstedt, comandante en jefe del Heeresgruppe Süd durante la Operación Barbarroja, después de la guerra. “Tenía rumanos, italianos, húngaros, eslovacos [y] croatas”. El orden en que cita a los aliados de Hitler no es casual, sino que refleja la importancia de cada uno de ellos. Engullidos por la escala gigantesca de la campaña, los ejércitos de estos países han sido pasados por alto a menudo, pero se merecen más atención porque si la intención inicial de los alemanes fue emplear estas tropas en tareas de ocupación en la retaguardia, llegó un momento en que el Heeresgruppe Süd tuvo que confiar en ellas para rellenar las brechas en el frente, cuando la resistencia soviética resultó ser mucho más tenaz de lo esperado. Además, los Einsatzgruppen de las SS encontraron en sus unidades socios predispuestos al “Holocausto a balazos”.

Directores Alberto Pérez Rubio, Carlos de la Rocha, Javier Gómez Valero.

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